jueves, 26 de septiembre de 2013

Comunicado importante.

Estoy orgullosa y triste al decir que dejo momentáneamente esta novela. Lo siento por los seguidores. Pero también les digo que si os gusta la forma en que escribo y me expreso; podéis seguirme también en : http://palpitacione-s.blogspot.com.es/?m=1
Estoy muy involucrada y orgullosa de Palpitaciones. Y estoy segura de que también os gustará.

Un kiss, la autora.

miércoles, 24 de julio de 2013

Instrumento inmortal- Capítulo 19.

Ryder abrió la puerta de la biblioteca sin tocar, Shawn estaba sentado en el escritorio detrás de alguna de las estanterías de libros. Parecía muy concentrado mirando el collar de Amy.
Ryder se aclaró la garganta y su primo levantó la vista algo confuso.
Parecía bastante cansado, como si no hubiera dormido en días.
- ¿Sigues con eso?- preguntó Ryder acercándose a él.
- Esto es increíble, Ryder, nunca he visto nada igual a esto...- miró al collar como si fuera algo divino y luego suspiró indignado.- Esto contiene todo un nuevo mundo, pero la única persona que tiene poder sobre él es Amy. Fue hecho especialmente para ella, la puede proteger de todo, ella jamas morirá si lo lleva, puede que su cuerpo si se muera, pero mientras muera llevando el collar...
» siempre encontrará la forma de volver.

- Es una mariposa ¿no?- preguntó Ryder.
- Sí, las mariposas tienen el poder de volver a la vida tras la muerte... La pregunta es... Heather, volvió reencarnada en Amy... y tú... ¿no tendrás ningún amuleto que yo sepa, verdad?
Ryder se lo pensó durante un momento. Su padre le había regalado un reloj de bolsillo que siempre llevaba consigo, pero eso no tenia ni comparación con el amuleto de Amy.
- De hecho, sí.-contestó.
-Dejáme verlo.- Shawn extendió la mano.
- De eso nada.
Shawn abrió los ojos sorprendido.
-¿Qué?
- Que no te lo dejo.
- Estás de broma, ¿verdad?- preguntó Shawn, sin créerselo.
- No. - contestó Ryder serio.- Hazme un favor, devuelve eso a Amy cuanto antes, desde que se lo quitó no deja de tener pesadillas, y me temo que tendrá que ver con el collar, ahora me tengo que ir, pero cuando vuelva quiero que lo tenga.
Shawn suspiró, pero asintió.
- Como usted diga, Señor White.- se burló.
- No juegues conmigo. Por cierto, ¿dónde está Darren? No lo veo desde el martes, empiezo a preocuparme.
-¿Desde el martes?- preguntó Shawn pensativo.- pero... si lo vi ayer contigo...
-¿Ayer? No, ayer estuve todo el día fuera con Amy....- fruncio el ceño y se rascó la barbilla.- No, estoy seguro de que no lo veo desde el martes...
-Mierda....- dijo Shawn levantándose de golpe.- Steven.
Sus miradas se cruzaron durante una fracción de segundos para luego echarsen a correr a toda velocidad hacia la habitación de Amy.

martes, 9 de julio de 2013

Vigila tu espalda. - 18° Capítulo.


                       "Y cuando el fin se acerca, la muerte acecha." 
                                         - Amanda J. Queiroz.

Me desperté cubierta de sudor, había tenido una pesadilla y al no sentir el cuerpo de Ryder contra mi, me asusté. Di la vuelta y me encontré con una cama vacía, suspiré. Cogí la bata, me levanté con torpeza y me dirigí al baño. Estaba temblando de la cabeza a los pies y estaba a punto de tener una crisis nerviosa. Abrí el grifo y me mojé la cara con agua helada. Respiré hondo varias veces. Desde que Ryder dormía conmigo no había tenido pesadillas ni una sola vez, y lo peor de todo no es que se hubiera ido en medio de la noche y si, que el sueño parecieran tan real.
Volví a mojarme la cara una y otra vez. Cuando por fin ya me sentí más calmada me sequé la cara y me miré al espejo. Mi pelo rubio estaba hecho un desastre, y mis ojos azules estaban rojos e hinchados, ¡que horror!.
Alguien se posicionó detrás de mi, miré su reflejo en el espejo, su expresión era pasiva, pero, sus ojos castaños estaban turbado por un remordimiento sobrecogedor. Cuanto más me miraba, más me sentía vulnerable. ¿Cómo demonios había entrado en la casa?. Estuve ahí durante un largo rato mirándole través de nuestros reflejos en el espejo, todo parecía tan irreal...
-¿Qué haces aquí, Steven?.-pregunté dándome la vuelta muy lentamente. 
Cuando por fin alcé mi mirada hacía él, me quedé de piedra. No era Steven quien estaba ahí plantado frente mía, y si Ryder. ¿Qué demonios?
- Hola, muñeca.- dijo él con una sinuosa sonrisa.
Un fuerte escalofrío me impulsó hacía atrás, se me cortó el aire mientras veía a Ryder cambiarse de forma hasta convertirse en un Steven con una sonrisa asesina en los labios.

                                                          ***

- ¡Amy, Amy!, nena, ¡despierta, por favor!.- la voz de Ryder sonaba apagada, cómo si estuviera a varios kilómetros de distancia. Amy buscó concentrarse en su voz, sólo en su voz pero, el miedo que le pesaba sobre el pecho le impedía respirar.- Respira, vamos, despacio...
Y así lo hizo, siguió las demandas de su voz, y poco a poco el peso de su pecho se fue haciendo menor, y menor... Hasta el punto de no existir. El vinculo que había establecido con Ryder hace unos días atrás los había hecho un sólo. Era cómo si pudieran saber lo que está pasando al otro sin ni al menos estar en la misma habitación, compartían los miedos sin mirasen, el amor sin tocarse y el deseo que uno provocaba al otro cómo algo inevitable. El vinculo que se establecían entre los cazadores de sangre pura, solo se podían romper con la muerte del otro, y por eso se llamaba vinculo eterno. Para los humanos pondrían parecer al matrimonio, pero ese no se rompía con el divorcio, este vinculo era más fuerte, las sensaciones eran más profundas, más intensa y mucho más verdaderas. Los dos se veían reflejados el uno en el otro, estaban conectados por una fina y potente linea invisible.
Amy, abrió los ojos y respiró grandes bocanadas de aire. La cara de Ryder estaba encima de la suya y sus ojos grisáceos la miraban con gran preocupación.
- Sentí que te perdía...- dijo con un amago de voz.- de hecho... casi te pierdo...
Se le quebró la voz, Amy se sentó rápidamente ahorcajadas y lo abrazó.
Podía sentir su miedo cómo si fuera el suyo, su temor era exasperante... eso era tan nuevo para ella.
- Lo siento... lo siento mucho... yo..- se le hizo un nudo en la garganta, sollozó.
Ryder la apretó más entre sus brazos. Debía controlar más sus emociones, sabía cuan sensible era ella y hacer que sintiera su miedo, le destrozaba un poco a cada segundo.
- No tienes que disculparte, no fue tu culpa...- le besó el pelo y la meció entre sus brazos.- Sólo no me dejes, ¿vale?
Ella levantó el rostro de su pecho y lo miró, él también había estado llorando. Intentó sonreír, pero sólo le salió una mueca.
- Ni aún que lo quisiera - le dio un casto beso en los labios y luego volvió a enterrar su cara en el pecho desnudo de él.
Deberían aprender a controlar sus emociones o eso los destruiría a los dos. Para siempre.

sábado, 29 de junio de 2013


Vinculo. -17 ° Capítulo.

“El vinculo entre dos personas que se aman puede llegar a ser mas fuerte que cualquier cosa, basta creerlo."- Amanda J. Queiroz.

                    Unos cuantos días después.


Darren se encontraba apoyado en un torcido y desgarbado árbol, mientras observaba maravillado las luces de la ciudad, luces con variados tonos naranjas, blancos y azules. Todo estaba demasiado silencioso y quieto pero aun así se mantenía alerta. Desde el punto donde se encontraba podía ver gran parte del Puente Vecchio y las barcas que pasaban bajo este. Hasta el momento no se había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos su casa. Había vivido en Florencia hasta sus ocho años, hasta que esa bandada demoníaca irrumpió en el rancho de sus padres, asesinaron a su padre por intentar protegerlos y casi se llevan consigo a Shawn. Eso jamás ocurriría, no si él pudiese impedirlo, puede que todos estuviesen poniendo todo patas arriba para encontrar a Amelia Grey, que por ironía del destino, se encontraba justo en ese preciso instante en el salón de la casa de su familia, puede que los del submundo estuviesen como jodidas cabras por poner sus vidas en peligro por intentar matarla y otros por defenderla, pero aun así, jamás olvidarían el destino que les esperaba con su hermano a suelto. Shawn, era una de las piezas clave para el puzzle que todos querrían resolver, ya fueran los horripilantes demonios que caminaban por las mismas calles que todos nosotros a diario, cómo también, varios de los suyos. Nadie era de fiarse cuando se trataba de la vida de todas las familias inocentes, o incluso del mismísimo fin del mundo. Amelia y Shawn eran la clave de algo que ninguno de ellos sabia muy bien de que se trataba y mientras nadie averiguaba a lo que estaban predestinados, nadie les quitaría los ojos de encima, unos por miedo, otros por saber hasta donde llegarían y otros solamente para tener el gusto de verlos caer. 
Casi sin darse cuenta Darren se vio lanzando pequeñas piedrecitas al aire, nada estaba llenado como él habría imaginado, la chica por la que guardaba un secreto amor estaba de alguna forma vinculada con su primo y aunque intentase entenderlo, todavía no podía creer que su primo pasara de tener una profunda adversidad hacia Amy y al minuto siguiente quererla de tal forma como lo hacia. Darren todavía no se podía quitar de la cabeza esa mirada que los había visto compartir en la graduación de Amy. No era la simple mirada de “felicidades, me alegro que hayas logrado... lo que sea que estuviera intentando lograr..” - esa seria la mirada que Ryder debería de haberla echado esa noche - en cambio fue más bien “ Estoy orgulloso de ti, pequeña". De hecho eso fue justo lo que le dijo cuando ella se lanzó a sus brazos. Desde la graduación el ambiente en casa era casi insoportable para él, por lo que decidió que solo iría a casa cuando fuera precisamente necesario. Saber que Amy estaba con Ryder ya era lo suficiente malo, cómo para estar viéndolos  compartir miradas cómplices.
Una mano le apretó el hombro, él se giro a tal velocidad que casi se cohesiona con el árbol en el que se había mantenido apoyado. Se relajó al ver que sólo era Ryder.
- Me has dado un susto de muerte.- dijo casi sin aliento mirando a Ryder fijamente.- ¿Cómo supiste dónde estaba?
Ryder sonrió de lado con arrogancia e hizo un gesto con los hombros quitándole importancia.
- Un simple golpe de suerte.- se río, Darren se quedo petrificado al oír su risa, esa risa malvada no era para nada típica en Ryder. De pronto Ryder dio un paso hacía la luz y Darren contuvo la respiración. Sus ojos eran dos bolas de fuego, sus fracciones eran rígidas y el mal habitaba en cada poro de su piel. Ese no era Ryder, era obvio, aunque no entendía como podían ser tan parecidos y a la vez tan distintos.

martes, 25 de junio de 2013

Disculpas

Pido disculpas por la tardanza en subir los nuevos capítulos y les ruego que esperen con ansiedad, los nuevos capítulos vendrán llenos de adrenalina y muchas cosas inesperadas, un beso y feliz verano a todos.

jueves, 13 de junio de 2013

No me digas que no. - 16º Capítulo.

Rayne miró fijamente a Grey que no dejaba de caminar de un lado a otro.
- Me mareas.- dijo ella suspirando.
- Lo siento, pero si estoy demasiado preocupado.
- ¿Crees que no lo sé? tu voz zumba en mi mente una y otra vez.
- Lo siento.
- Deja de decir lo siento o lo próximo que sentirás es mi...
- Vale, vale.- dijo él con exasperación.
Se paró, puso los brazos en jarra y miró a Rayne de arriba abajo.
- ¿De dónde vienes?
- Axon, he ido hablar con Blake, pero no coopera, no hablará conmigo hasta que vea a Daniel.
- Pues ya sabes que pasará.
- Sí, que lo voy a torturar hasta que me diga que sabe.- Dijo ella poniéndose de pie e intentando recuperar la compostura.
- No puedes torturar a un mago y lo sabes. - dijo él en tono serio.
-¿Quien lo dice?
- Yo, yo lo digo.- Dijo en tono cortante. Ella suspiró y volvió a caer sobre el sillón de cuero gris.- Mira    mea albente caelo, no puedes ir por ahí amenazando a mis mejores aliados.
- Si fuera tu aliado me diría lo que quiero saber.- contraatacó ella entre diente.
- Aver... mea albente caelo, es mi aliado no el tuyo, así que hazme el favor y deja de interrogarle, si él te dijo que no hablará sin Daniel presente, no lo hará y punto.
- Quizá disfrutes de tu mea albente caelo, buscando una solución tú solito para todo estos problemas ¿qué te parece?- dijo ella fulminandole con la mirada y señalandole con el dedo indice.
Él jadeó al sentir el fuego extediendose por sus venas.
- Los chantajes no funcionan conmigo, Rayne Grey, ¿así que por qué no nos haces el favor a los dos y me dejas en paz de una maldita vez?
- ¡Con mucho gusto, señor Grey!
Ella se levantó con brusquedad, caminó hacía la puerta sin dejar de fulminarlo con la mirada, salió y dio un portazo.
- Si alguien me hubiera dicho hace siglos atrás, que el matrimonio con un ángel seria tan difícil jamás me habría casado con uno.- gruñó él.
- Te he oído, Grey.- la voz enojada de Rayne en su cabeza le envió un escalofrío por todo el cuerpo.

                                             
                                                           ***

- ¿Chino?¿Enserio?.- preguntó Bella por tercera vez.
- Sí, chino.- respondió Amy otra vez.
- Pero la comida china es...
- Bella, tengo unas ganas increíbles de torturar a alguien y me estás dando todos los motivos para que esa persona seas tú.- la interrumpió Ryder.
Ella entrecerró los ojos y le sacó la lengua.
Shawn seguía en la biblioteca.
Ellos se habían ido poco después de que Shawn le vendara las horribles quemaduras provocada por la sangre de hada y ahora se encontraban en el salón intentando que Bella razonara sobre la comida China. Darren todavía no había llegado de donde fuera que estuviera, así que le tocaba a Ryder encargarse de ser el malo. Amy se encontraba sentada en el suelo justo a su lado y su hermana estaba sentada en el sillón de enfrente.
- ¿Por qué no comida japonesa?- preguntó Bella animada.
- ¿Cual es la diferencia, Annabella?- preguntó Ryder en tono cansado.
- Que no es china...
-¿Por qué no dejamos ese asunto y hacemos la cena nosotros mismo?- Preguntó Amy con la vana esperanza de que dejaran de pelearse entre ellos.
 En cuanto lo dijo los dos estallaron en risa. Amy cerró los ojos y respiró hondo.
Estos dos ya había expirado toda su paciencia, por lo que optó por utilizar el chantaje emocional.
- ¿Sabéis qué?- dijo entre dientes poniéndose de pie.- Me importa un comino si es China, Tailandesa, Marroquí, Japonesa, Árabe o brasileña  ¡ME IMPORTA UN PITO!- Bella y Ryder se quedaron mudos al instante.- quería hacer algo normal con mi "familia", pero si queréis ponérmelo difícil, muy bien, adelante, pero yo me largo de aquí.
Les dio la espalda y empezó a caminar hacía la puerta de la entrada. Ryder se levantó de un salto.
-¿Dónde crees que vas?- preguntó siguiéndola.
- ¿Yo?- dijo ella presionando el dedo indice en el panel de control de la casa.- me voy al barrio chino, a por "mi" comida.
Les dedicó una mirada furiosa a los dos, abrió la puerta y la cerró de un portazo.
-¡Maldita sea el día que conocí a los Grey!- gruñó Ryder cogiendo la chaqueta de la percha y yendo detrás de ella.

Las calles estaban alborotadas aun así no fue difícil distinguir la rubia cabellera de Amy. Apresuró el paso para alcanzarla, estaba a escasos pasos de ella cuando alguien le sujetó del brazo.
Apartó el brazo con un brusco movimiento al ver de quien se trataba.
- Ralf.- dijo Ryder indagandole con la mirada.
Ralf le sonrió.
- White ¿Qué haces por aquí?
- Pues veras... ¿Desde cuando necesito un motivo para estar dónde me plazca?- preguntó Ryder intentando controlar la ira de su voz.
- Tranquilo...- dijo Ralf alzando las manos.- es solo que me extraña verte por aquí...
- ¿ Qué pasa? ¿ahora tengo que concertar cita contigo toda vez que me apetezca comida china o qué?
- No, es solo que...
- ¿Es solo que qué?- preguntó Ryder enfadado.
- ¿Sabes algo sobre Amelia?
La expresión del rostro Ryder  se apaciguó durante un momento.
- Sí, la verdad es que sí.- Ryder sonrió de oreja a oreja.- Dice que te de esto.
Ryder le propinó un puñetazo en la nariz, se giró y empezó a caminar en la dirección donde Amy había desaparecido.
Vio a Amy salir de uno de los restaurante llena de bolsas de plástica, ella le vio y frunció el ceño.
- Ya decía yo que la niñera estaba tardando en venir a echar un vistazo.- bromeó Amy cuando él estuvo lo suficientemente cerca para oírla.
- ¿Alguien te ha dicho lo graciosa que eres?- preguntó él con ironía.
- Déjame pensar...- se rascó la barbilla imitándole cuando está pensativo.- bueno con tú ya son... uno.
- Ja Ja.- enfatizó él.- Larguémonos de aquí antes que tenga serios motivos para mantenerte encerrada en casa durante... digamos... toda tu vida.
Ella puso los ojos en blanco, le entregó las bolsa con comida que había pedido y empezó a caminar hacía uno de los callejones más próximos.

Eres el pasado de mi presente. - 15º Capítulo.



      " El buen tiempo y el amor son dos cosas de las que nunca podemos estar seguros."
                                               -Alice Hoffman

Ryder la depositó sobre la bañera de mármol blanco, la ayudó a deshacerse de la ropa ensangrentada  y la dejó en el suelo del baño. El agua iba limpiando las manchas de sangre y en su lugar iba dejando a la vista los innúmeros tatuajes que le cubrían la piel.
Ryder miró con detenimiento cada una de ellas.
- Suele suceder.- dijo ella rompiendo el silencio.
Él frunció el ceño y la quitó el mechón mojado que le caía sobre los ojos.
- ¿El qué?
- Los tatuajes.- contestó encogiéndose de hombros.- aparecen siempre que estoy asustada o tengo miedo.
Ella tragó saliva y lo miró.
- Eres preciosa.
Él la acarició la mejilla y ella le dedicó una débil sonrisa.
-Antes pensaba que eran paranoias mías, la gente no los veía por lo que dejé de insistir a mi madre y a Kendra que estaban ahí.
- Los humanos no las pueden ver, por más que se esfuercen, Amy.- Explicó él.- Es algo que está totalmente fuera de su alcance, y ya lo deberías saber.
-¿Sabes que significan?
Él negó con la cabeza.
Ella suspiró y hundió todo su cuerpo en el agua. Quedó así durante un minuto completo y luego sacó la cabeza, respiró hondo y miró a Ryder quien la miraba fijamente.
- Últimamente... he vivido mis propios recuerdos...-Amy no sabía si hacia bien contándole que en los últimos días había estado viviendo tanto en el presente como en el pasado, pero sentía la obligación de contárselo. Tanto como si estaban juntos como si no.- No sé si son recuerdos o no... es solo que puedo ir al pasado.
- Eso ya lo sé.- dijo él en tono cansino
-Suelo encontrarte allí todos los días y debo confesar que a veces desearía quedarme allí para siempre. Allí somos solos tu y yo... y Dan... con problemas pero... estamos juntos.
Ryder respiró hondo y la miró sin decir nada.
- No puedes ir por ahí alardeando de tener una vida feliz siendo que estás en el pasado Amy, tu eres el presente no el pasado.- Amy se mordió el labio con fuerza al oír su tono enojado. Vale las cosas no estaban saliendo como ella lo esperaba.- Tú no eres ella, tu eres Amelia, olvida el pasado y se mi presente.
" Se mi presente"- Amy sonrió abiertamente. " Él quiere que sea su presente, pero...¿Qué pasa si quiero el pasado? Y si..."
- Se tu mi pasado y seré yo tu presente.
Él niega con la cabeza pero sonríe.
- Eres un caso perdido Heather Grey.
Le dio un beso en la frente para acto seguido unir sus labios con los de ella.


- ¿Alguna vez has pensado en dejarte barba?- le preguntó entre susurros Amy a Ryder.
Una sonrisa traviesa se le asomó a los labios.
Alguien en la habitación carraspeó y rápidamente Ryder volvió a recuperar la compostura.
- Oh vamos. ¿De verdad vais a fingir conmigo?- Preguntó Shawn entrando en la biblioteca.
Ryder puso los ojos en blanco y volvió a rodear a Amy con lo brazos.
- Creí que esta era la única habitación en la que estaríamos a salvo y mira...- Ryder señaló a Shawn.- Es obvio que no...
Amy le dió un codazo para que se callara.
- Que Darren y Bella tenga alergia a los libros, no significa que yo las tenga.- repuso Shawn arqueando una ceja.
- Es obvio que no hemos pensado en eso.
Ryder alzó las manos de modo teatral.
Amy y Shawn pusieron los ojos en blanco.
- Bueno ya que estáis aquí, ¿por que no me ayudáis?
- Claro.- contestó Amy animada.
- ¿Enserio?- preguntó Ryder haciendo una mueca, tenia la vana esperanza de salir de allí con ella sin tener que ser uno de los miles de experimentos de Shawn.
- Sí.- contestó ella fulminandole con la mirada.
- ¿Bueno... y la parejita me va ayudar o se van quedar ahí parados?
Ella salió del abrazo de Ryder y se acercó a la enorme pila de libros que tenía sobre una de las mesas.
- ¿Qué buscas?
- El significado de tu amuleto.
- ¿Mi qué?
Shawn señaló el colgante de su cuello. Ella lo cogió entre sus dedos y frunció el ceño.
- Solo es un colgante... no tiene nada de más.
Ryder se paró delante de ella y miró al amuleto con más detenimiento.
- ¿Te has fijado en eso?.- preguntó Ryder a Shawn. Señaló al amuleto.- Las letras se mueven.
- ¿Qué letras?.- preguntaron Amy y Shawn a la vez.
- Pues estás...- alzo la mano para coger el amuleto entre sus dedos pero inmediatamente apartó la mano al sentir una fuerte quemazón allí donde sus dedos tocaron.- ¡Ah!
-¿ Pero qué...? ¿Cielo, estás bien?
- Sí, sí.- se apresuró a decir.
La herida se fue haciendo más y más grande. Era cómo si algo invisible le estuviera comiendo la piel dejando a su paso la carne viva.
 Amy le miró con los ojos desorbitados.
-¡Joder! sangre de hada.- gruñó Shawn corriendo fuera de la habitación.
-¡Mierda!- masculló Ryder haciendo una mueca de dolor.
- ¿Sangre de hada?
- Sí, es cómo veneno para los de sangre pura.
Shawn volvió a aparecer en la habitación con un bote lleno de liquido negruzco.
Abrió la taba y vertió el liquido allí donde quemaba la piel. Ryder cerró los ojos con fuerza y tensó la mandíbula  Amy le pasó la mano por el brazo en un intento de tranquilizarlo. El escozor era insoportable.
Era cómo si miles de abejas le estuviera picando incesablemente.
- Ya está, mañana ya no habrá ni signo de que hubieras tocado sangre de hada.
Ryder respiró hondo y forzó una media sonrisa.
- ¿Amy, me puedes coger las vendas que hay en el baño de la primera planta? Por favor.- se lo pidió Shawn.
- Claro.
Ella abandonó la habitación en un abrir y cerrar de ojos.
- Un instrumento inmortal. - contestó Shawn a la pregunta que Ryder todavía no había llegado a pronunciar.
- Muy peligroso por lo que veo.
- Me encantaría poder revisarlo con más detenimiento, pero no creo que Amy me lo deje...
- La  convenceré.- le interrumpió Ryder.
Shawn asintió y se cruzó de brazos.
-¿Qué?- gruñó Ryder al ver los ojos inquisitivos de su primo.
- Deberías ir con cuidado Ryder, no necesitamos otra de tus estupideces por ahora.
- No es ninguna estupidez.- contraatacó Ryder sabiendo a que se refería.
- Estás pisando suelo desconocido, ve con cuidado, no quiero que acabes cómo la ultima vez.
- Si pasa algo ya estarás tú para...
Amy entró en la habitación y los miró a los dos.
- No hay vendas.
Shawn fingió estar fastidiado.
- Lo siento, se me había olvidado que está en la segunda planta, ya iré yo a por ellas.- Le dedicó una gran sonrisa a Amy antes de abandonar la habitación.
Ella frunció el ceño, se acercó a Ryder y le acarició la espalda.
- ¿Dónde está Rayne?.- se preguntó a si misma.- No la he visto desde...
- ¿Ayer?- preguntó él riéndose por lo bajo.
- Sí, ayer...- Él negó con la cabeza y le dio un beso en la frente.
-¿Quieres que la llame para cenar con nosotros?- preguntó él.
- Buena idea, pondríamos ir a por comida china, ¿qué te parece?
- Genial, me encanta los rollitos de primavera.
Ella sonrió de oreja a oreja y le dio un casto besos en los labios.

miércoles, 5 de junio de 2013

Miedo.- 14° Capítulo.

Cuando Amy se despertó seguía en el despacho, pero Marcus no estaba allí.
Se incorporó en el sillón y miró a su alrededor aún desorientada, no había ni rastro de los papeles que habían estado sobre el escritorio. Lo único que ocupaba la mesa color caoba era un marco de foto. Ella lo cogió y lo miró con detenimiento. Era ella, con el pelo castaño cobrizo pero era ella y a su lado estaba - por la forma de vestirse- Marcus.
Pasó el dedo índice por la figura de Marcus y sonrió de lado.
El sonido del reloj la sobresaltó, levantó la vista y vio que el reloj de la pared marcaban las dos en punto.
Abrió la boca sorprendida, si el reloj estaban en lo cierto había pasado media mañana allí durmiendo, volvió a dejar el marco de foto sobre la mesa y se levantó.
La casa estaba en silencio, se dirigió al salón y se recostó en el sofá.
Miró fijamente al techo.
Minutos después Amy observó atónita cómo el techo de hormigón era reemplazado por uno de cristal plagado de símbolos y runas. Reconoció algunas de las runas que había visto con Marcus. Amy se incorporó despacio y se quedó mirando durante un rato al suelo, que ahora, también era de cristal. Más allá del cristal no se podía ver más que una espesa niebla blanca.
En cuanto sus pies descalzos se pusieron en contacto con el frío cristal varios rayos se empezaron a chocar allí donde ella pisaba, no la hacían daño era más bien cómo si hicieran parte de ella. Caminó hacía una de las paredes de cristal y pasó su dedo por el cristal y los rayos se concentraron en su dedo también. Un panel apareció delante de ella, todo estaba escrito en otro idioma - latín- por lo que no supo descifrar lo que ponía.
De prono el cristal fue reemplazado por una pared de espejo y ella pudo ver que había alguien detrás de ella.
Era Shonda.
Amy ni se inmutó, permaneció donde estaba.
- Si has venido esperando a que me disculpe, ya puedes volver por donde has venido...
- No soy tan tonta cómo para venir aquí y esperar a que te disculpes así por que sí. Sé muy bien que los Grey tenéis cómo norma no disculparos nunca.
Amy se giró y la fulminó con la mirada.
Shonda le dedicó una sonrisa lasciva antes de sentarse en el viejo sillón marrón.
-¿Entonces a qué has venido?- Amy se cruzó de brazos y la miró con cierta hostilidad.
- A disculparme.
Amy frunció el ceño.
- Ayer me pasé de la raya y lo admito. No tenía derecho de hablar así de tu hijo, mucho menos teniendo en cuenta quien eres, pero créeme necesitaba saber que tú eras ella antes de contarte lo que sé.
-¿Quién se supone que es ella?
Shonda se rió por lo bajo y se cruzó de piernas.
Amy se tensó, empezaba a ponerla de mala hostia.
- Ella... eres tú.- Shonda la señaló con el dedo.- pero creo que eso ya lo sabes ¿no? Si no me equivoco has estado saltando en el tiempo sin un orden, aunque en todos te lo has encontrado con él...
-¿Y él es...?
- Marcus, Ryder como prefieras.
Shonda se levantó y se acercó a ella despacio.
- ¿Que pretendes Shonda?- preguntó Amy dando un paso hacia atrás.
Shonda se echó el pelo hacia atrás y le dedicó una mirada comprensiva.
- Quiero ayudarte.
- ¿A cambio de qué?
- Necesito que salves a alguien del pasado y mates a otra...
- No pienso matar a nadie...- la interrumpió Amy.
- Lo harás si quieres saber donde está tu hijo...
Amy sintió un fuerte dolor en la tripa, era como si de pronto algo la estuviera devorando allí adentro.
Ahogó un grito, Shonda la miró sin saber que hacer.
-¿ Qué sabes tú de Daniel...?- dijo entre dientes.
La ya conocida sensación de vértigo la inundó para acto seguido impulsarla hacía atrás en el tiempo.
Había ido a parar en el pasillo del primer piso y como era de esperarse estaba desierto.
Otro fuerte retortijón la caló el alma. Esta vez no se contuvo, lanzó un desgarrador grito que hizo eco en todo el pasillo, se llevó la mano a su vientre hinchado.
Amy apretó los dientes con fuerza mientras observaba horrorizaba su barriga de embarazada.
-¡¡¡MARCUS!!!!.- consiguió gritar ella mientras caminaba con gran esfuerzo hacia las escaleras que daban acceso a la planta inferior.
Ella apoyaba la mano en la pared y caminaba a paso lento ya que el dolor la impedía y la dificultaba el caminar.
Después de un gran esfuerzo y varios gritos consiguió llegar hasta el principio de la escalera. Con manos temblorosas se apoyó en el pasamanos de la escalera y cerró los ojos con fuerza, el dolor se iba haciendo cada vez más insoportable.
- Mami... ¿estás bien?- La trémula voz procedente de  su espalda la hizo volverse rápidamente  asustada, Amy miró a Dan con los ojos abiertos de par en par. Un fuerte clic hizo eco en la estancia y acto seguido Amy se veía rodando escaleras abajo.
En cuanto su cuerpo chocó contra el frío suelo del salón toda su visión se vio nublada por varios puntos negros, lo único que fue capaz de escuchar antes de desmayarse fue: mamá...
            ***
  El grito que Amy soltó al volver al presente alarmó a Shonda, rápidamente corrió a su encuentro y al verla tendida en el suelo se tapó la boca horrorizada.
Había sangre por todas partes y ella no dejaba de gritar una y otra vez, Shonda se acercó a ella, todo su cuerpo temblaba y sus desgarradores sollozos dejaban a Shonda cada vez más inquieta. Ella no podía hacer nada,  en cuanto intentase tocarla, su mano la atravesaría y seria en vano. La puerta de la entrada se abrió y Darren y Ryder entraron.
Darren fue el primero en darse cuenta de que Amy estaba tendida en el suelo, Ryder se mantuvo petrificado en la puerta mirando el cuerpo ensangrentado de Amy. Darren corrió hacia ella, la volteó y empezó a buscar las heridas que habían provocado a que  se desangrara pero no había nada.
-¡Tú! - gritó Ryder después de salí de su estado de shock, Shonda lo miró.- Te he dicho una vez y no te lo pienso repetir, ¡Alejáte de ella!
- No la he tocado ni un pelo...- dijo Shonda levantando las manos y mostrando su cara más inocente.
- No tiene heridas... pero la sangre es suya...- susurro Darren levantando la vista para mirar a su primo.
Ryder se agachó a su lado, empujó a Darren a un lado y sacó el mechón húmedo y sangriento que le cubría la cara a Amy.
Él apretó la mandíbula al ver que ella temblaba de la cabeza a los pies.
-Nena... - susurró temeroso.
Amy abrió los ojos y enredó torpemente sus brazos alrededor de él.
Darren los observó confundido.
-¿ Estás bien?
Ella negó con la cabeza. Todavía no se sentía con las fuerzas suficiente como para hablar.
- Largo de aquí.- gruño Ryder a Shonda mientras cogía a Amy en volandas. - Fuera de mi vista.
Acto seguido la proyección de Shonda había desaparecido.
Ryder se volvió hacía Darren y le miró.
- Llama a los demás y diles que la hemos encontrado, no quiero a nadie lejos de esta casa hasta que encontremos a los espías.
Darren asintió y observó como Ryder subía las escaleras com Amy en sus brazos.

martes, 4 de junio de 2013

Estrellas. - 13º Capítulo.

                       "La estrella es fugaz pero el instante es eterno."
                                             - Amanda J. Queiroz.

- Oh, madre mía, estás celoso...- Le miré con los ojos abiertos de par en par.
- No es cierto.- gruñó él fulminándome con la mirada.
Yo sonreí de oreja a oreja.
- Oh, sí, lo es...
Él negó con la cabeza exasperado y luego bufó.
- ¿Por qué iba a tener celos de ti?¿Eh?- Preguntó él cruzándose de brazos y mirándome fijamente.
- Porque estás loco por mi... y no soportas verme con otro hombre que no seas tú. Me amas Marcus, admítelo.
- ¿Ah, sí?- su tono burlón me hizo sonreír abiertamente.
Él se plantó delante de mi, ya no me miraba con la típica arrogancia que le rodeaba, y si con cierta adoración. Mi corazón empezó latir frenéticamente, me mordí el labio.
- Pues... sí.
Le miré a los labios y luego a sus ojos, tenía las pupilas dilatadas.
- Eso quisieras tú. ¿Verdad, Heather? Quieres que te adore cómo lo hacen todos ellos ¿verdad?. Pero ni lo intentes, pierdes tu tiempo, no eres mi tipo.
Él me dedicó una sonrisa ladeada.
¡Dios, a veces podía ser insoportable!
Me mordí el labio con tanta fuerza que pude sentir el sabor de mi propia sangre.
- Siento herir tu orgullo, pero eso no te lo crees ni tú.
- Crees que me conoces Heather, pero debo decirte que estás muy equivocada.- Me tocó la nariz con el dedo índice, arqueé una ceja.- Estás tan equivocada que ni siquiera te has dado cuenta de que estoy  cortejando a Anna-Louis en vez de ti.
Se me borró todo rastro de sonrisa.
-¿Qué?
- Lo que oyes, Anna-Louis no tú, y si me disculpas, ya perdí demasiado tiempo discutiendo algo que no tiene ni pies ni cabeza.
Marcus me dedicó una sonrisa macabra e hizo ademán de irse.
Piensa Heather, piensa...
Él  pasó por mi y empezó ascender el caminito que da a la mansión.
-¡Eh, tú!- utilicé mi tono mas autoritario posible. Él se paró en seco y se giró muy lentamente hacia mi. En cuanto estuvimos uno frente al otro, le miré fijamente a los y le solté una bofetada.
Al instante me sentí culpable, no le di tiempo a que reaccionara, me puse de puntillas y le di un casto beso en los labios, me alejé un poco y sonreí de oreja a oreja. Él frunció el ceño, parecía bastante desorientado.
- Te he dado un beso y lo quiero devuelta.- le reté con la mirada antes de dar media vuelta y alejarme.

                                                                 ***

Amy se despertó acogida por una nueva sensación. Ryder la abrazaba por atrás y podía sentir su respiración cerca del cuello, sonrió y con sumo cuidado de no despertarle, se levantó.
Miró el reloj de la mesita de noche, eran las cuatro y cuarto de la madrugada. Miró a Ryder quien dormía como un tronco, sonrió y salió al pasillo sin hacer ruido. Al pasillo lo embargaba un silencio mortal mientras Amy bajaba a la cocina.
Necesitaba un vaso de agua urgentemente ya que tenía la boca muy seca. Ayer por la noche todo había sido muy especial entre ella y Ryder y esperaba que siguiera así. Sólo esperaba que él no tuviese otro cambio brusco en actitud y la volviera a tratar mal, teniendo en cuenta su personalidad, no la extrañaría que cuando se despertara la volviera a tratar como si fuera una mocosa. Amy descendió las escaleras despacio, empezaba sentirse algo mareada.
Entró a la cocina cogió un vaso y lo llenó de agua, cuando se lo iba a llevar a la boca una fuerza la impulso hacia atrás y se derribó todo el agua sobre el pijama.
-Mierda.- maldijo.
Levantó la vista y vio que algo no encajaba.
La cocina no estaba como hace un momento. Todos los muebles estaban cambiados, frunció el ceño. Dejó el vaso sobre la encimera y salió. Vio a Ryder caminando hacía el final del pasillo. Lo siguió, él entró a una de las puertas y cerró la puerta tras él. Amy no tocó antes de entrar, abrió la puerta y le miró. No estaba vestido como hace un momento, ahora llevaba un polo azul y chándal gris. Él levantó la vista y sonrió.
-Creí que estabas dormida.- dijo él dejando los papeles encima de la mesa.
La habitación a la que había entrado era un pequeño despacho, las paredes estaban pintadas de un insólito gris, a un lado había una estantería con algunos libros, un escritorio color caoba, dos sillas y un sillón de cuero y de las paredes pendían algunos cuadros.
-¿Marcus?
-¿Si?- él entrecerró los ojos y se sentó en el sillón de detrás del escritorio. Amy cerró la puerta y entró, él echó el sillón de cuero hacía atrás y la invitó a sentarse sobre su regazo, Amy dudó durante un rato.- Ven, no muerdo ya lo sabes....
Ella no pudo evitar sonreír.
Se acercó a él y se sentó sobre su regazo, miró los mutibles papeles que había sobre el escritorio y frunció el ceño.
-¿Qué son?- preguntó ella.
Él la acarició la espalda y para su sorpresa a ella le pareció bastante reconfortante y familiar ese gesto en él.
-Los últimos retoques de seguridad de la casa...
Él apoyó su barbilla sobre su hombro y juntos miraron el papeleo, él le iba explicando para que servían cada uno de los símbolos mientras ella escuchaba fascinada y en silencio.

-A si que la casa está en...¿ninguna parte?- preguntó Amy aun sin entenderlo del todo.
- Exacto, sé que parece una locura, pero, tu madre tiene muchos recursos...
-¿Mi madre?- Amy se volteó para mirarlo.
Él sonrió.
- Sí, ella es la primera en querer mantener nuestra familia a salvo, aunque Grey y tu sigáis pensando que sea una pérdida de tiempo.
-¿Y dices que estas runas serán suficiente para hacer de la casa un lugar seguro?¿Estás seguro de que nadie nos pondrá encontrar, ni siquiera Steven?
Marcus, la besó dulcemente la mejilla.
- Sí, nena, me asegurare de que ese capullo no vuelva a ponerte un dedo encima nunca más.
Amy hizo una mueca, no sabía porque pero, sólo de pensar en ese hombre, al que ni siquiera conocía, la hacia temblar. No por miedo ni por ira, y si por una sensación totalmente nueva para ella; el odio. Un odio demasiado profundo e intenso para contenerse.
Marcus, la acunó entre sus brazos, de pronto se sintió protegida y amada a la vez.
Sus entrañas se retorcían con cada roce de su dedo sobre su piel.
Era tan... abrumador y dulcemente familiar.
Estar entre los brazos de Marcus la hacia sentirse como en casa otra vez, cosa que hasta el momento solo había podido sentir cuando estaba cerca de Ryder.
Ella apoyó su cabeza sobre su pecho y él, la acarició el pelo con ternura.
Él empezó a tararear una nana y, poco a poco ella se  fue quedando dormida.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Adrenalina del primer beso. -12º Capítulo

                       "Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado."
                                                -Guy de Maupassant.
- ¿Qué tiene esa hamburguesa que la hace tan especial? - preguntó Amy, mirando el plato que tenia delante. La hamburguesa parecía normal y corriente, no entendía que les emocionaba tanto.
- La carne...- contestó Darren saboreando su hamburguesa.
- ¿Qué pasa con la carne?- dijo ella aún mirando a la hamburguesa.
- Es humana.- contesto Ryder dando un buen bocado a la suya. Amy alejó el plato de ella y abrió la boca, la volvió a cerrar y la abrió otra vez.
-¿Qué?- preguntó ella estupefacta y asqueada a vez.
Darren, Ryder y Shawn se estaban partiendo de risa, Bella era la única que no lo hacia.
- Ya sabes... matan a un humano y luego....
-¡Pero esto es horroroso! El canibalismo es... arg..- a Amy se le puso la piel de gallina, podía sentir la bilis subiendo por su garganta.
-¿Queréis dejar de hacer el ganso? - preguntó Bella fulminándolos con la mirada.- Espero este día durante toda la semana y no pienso dejar que me lo fastidiéis...
Amy se encogió en su asiento al ver que Bella depositaba su mirada sobre ella.
- Y no creo que estemos tan locos cómo para comer carne humana.
Bella le dedicó una media sonrisa y siguió comiendo su hamburguesa.
- Creo que he perdido el apetito...
-¡¡ Me la pido!!- gritaron Shawn y Darren al unisono.
Por el rabillo del ojo Amy vio cómo una sonrisa traviesa le curvaba los labios a Ryder. Negó con la cabeza y miró hacía fuera. Era de noche, la luna brillaba en lo alto con todo su esplendor. Era increíble, hace una semana jamás se imaginaria que su vida daría tal giro, si ese día no hubiera ido al café, jamás habría conocido a Darren pero tampoco habría conocido a Ryder, ni a Shawn y tampoco a Bella... Les echaría de menos, después de que todo esto acabara... Ella sonrió con algo de nostalgia y miró hacía el otro lado de la calle. Se quedó inmóvil al ver que alguien la observaban. Era un chico, lo supo por su estatura y por la muscularidad de sus brazos. No pudo ver mucho más, ya que llevaba puesta una capucha que le cubría gran parte de la cara, y que él estuviera entre las sombras no ayudaba mucho. Un frío sudor le subió por la espina dorsal, ¿era imaginaciones suya o él tipo acababa de sonreirle?
Abrió la boca para decir algo pero ningún sonido le salió de la garganta. De pronto se empezó a ahogar,  intentó respirar pero el aire parecía averse convertido en agua, tocio y el agua empezó a resbalar por sus labios, Ryder cogió un servilleta e intentó ayudarla pero ya se había empapado casi toda la camiseta. Se miraron con los ojos abierto de par en par, él no sabía muy bien que hacer y ella no podía dejar de "escupir" agua.
- A venator mortem- susurró Shawn y inmediatamente todos se giraron para mirar hacía la otra acera, pero el tipo ya no estaba. Medio segundo después Amy ya podía respirar. Tomó largas bocanadas de aire, los pulmones le ardían. Ryder se sacó la cazadora y se la pasó.
- La necesitarás más que yo.- dijo pasándosela. Ella le miró aun asustada, con algo de torpeza se metió los brazos por las mangas de la cazadora, todos la miraban con preocupación.
-¿Qué era eso?- preguntó con voz ronca.
- Tengo que sacarte de aquí...- dijo Ryder mirando a su alrededor. Nadie les miraba, eso era bueno. La puerta se abrió y todos se quedaron de piedras. - ¡Mierda!
Dos tipos africanos y una mujer blanca acababan de entrar, inspeccionaron el local y su mirada acabó en la mesa donde se encontraba los chicos.
- Ni se te ocurra, te partirían en dos incluso antes de que pudieras llegar a la puerta.- susurró Shawn leyendo los pensamientos de Ryder.
Empezaron a caminar hacía la mesa donde se encontraban.
Amy le agarró a Ryder del brazo y se lo apretó.
Él le dio una palmadita para que le dejara el brazo.
-¿Puedes aparentar normalidad? Solo por esta vez.- le susurró él, pasandole un brazo por encima del hombro y acercándola a él.
- Vaya, vaya, vaya, mira a quienes tenemos por aquí.- Dijo la chica, ella era alta, su pelo era de un rojo intenso y sus ojos de un color verde oliva. Llevaba una chupa de cuero beige, una camiseta azul medianoche y de adorno llevaba un pañuelo rosado en el cuello. Los dos tipos a su lado eran verdaderas copias de Dwayne Johnson solo que en versión negra. Eran todo músculos y más músculos.- Los White.
Dijo la pelirroja con una sonrisa sarcástica en el rostro.
- Shonda- saludó Darren ladeando la cabeza en forma de saludo.- Bubba, Derek... ¿Qué os trae por aquí, chicos?
- La chica.- dijo Shonda mirando a Amy y luego pasando la mirada de ella a Ryder.- Ahí abajo están ofreciendo una gran suma de años por esa niñita. ¿Lo sabías?
Ryder la fulminó con la mirada, Shonda le sonrió abiertamente.
-No le tocaras ni un pelo...
- Claro que no. ¿Es que no me conoces, White?
Shonda se sentó en el sitio vacio al lado de Bella y los miró uno a uno.
- Os habéis hecho mayor...
- ¿Qué quieres Shonda?- la cortó Ryder.
- Ayudaros.
- ¿Por qué harías eso?- preguntó Darren mirándola con el ceño fruncido.
-Ya sabes lo mucho que me encanta romper las reglas- se rió con descaro.- Esto...- dijo señalando a Amy- provocará una gran guerra entre ambos aquelarres y créeme quiero estar presente cuando todo empiece.
                      
                                                                    ***

-Shonda, esta es Amelia- le presentó oficialmente Shawn.
-Heather...- susurró uno de los tipos, Shonda levantó una mano e inmediatamente se calló.
- Sé quien es cabeza de chorlito.
Shawn se sonrojó.
- Shonda era la mejor amiga de nuestra madre.- dijo Bella dirigiéndose a Amy.
Amy le dedicó una tímida sonrisa, no podía evitar que aquella mujer le diese cierto miedo.
- Zoe era una gran mujer, pero entonces cometió el grave error de meterse con Daniel White, cuanto odio ese hijo de perra...
- Te recuerdo que estás hablando de mi padre.- Dijo Ryder entre dientes.
Shonda se rió, como si lo que Ryder acabase de decir fuese el chiste del año.
- Que sea tu padre no significa que sea un santo, era él el que debía de haber muerto aquella noche, no tu madre, pero no, el gran cobarde sólo pensaba en el mismo, ojalá esté ardiendo en el fuego del infierno a estas alturas...
- ¡Ya basta!- gritó Amy, levantándose de golpe de la mesa y mirando fijamente a Shonda que cómo acto reflejo se echó hacía atrás.-¿Quien te crees que eres para venir aquí a decirnos tal barbaridades? Tu no eres menos cobarde que él, Shonda Crovhisk, tu no vales el suelo que pisas, así que no me vengas decir que Daniel era...
Todos la miraban petrificados, nunca habían visto a Amy tan enfada y al borde de un ataque de ira. Eso era nuevo incluso para ella, miró el dedo que tenia a escasos centímetros de la cara de Shonda y lo apartó. Dio un paso hacía atrás y empezó a correr hacía la puerta, no entendía que le acababa de pasar y se sentía verdaderamente alarmada, las calles de Exeter estaban bastantes iluminadas, corrió sin rumbo durante unos minutos hasta que se dio cuenta de que la seguían, se giró y casi se choca contra Ryder que venía como una bala tras ella.
- ¡Eh! ¿No me has oído?- preguntó él casi sin aliento.
Ahora que se fijaba, había ido a parar una calle bastante desierta.
- Lo siento.
-¿Qué es lo que sientes? ¿Que acabas de gritar a una de las tías mas duras que conozco o que salgas como una loca y que tenga que venir detrás de ti?
Amy no dijo nada, Ryder dio un paso hacia ella.
-¡Joder Amy!¿Qué te pasa?
Siguió en silencio, no sabia que contestar a eso, ni ella misma sabia por qué le había gritado a Shonda, y mucho menos entendía que de pronto supiera todo sobre aquella mujer. Sólo que cuando empezó a hablar esas cosas sobre Daniel, sintió algo muy raro dentro de ella, de pronto quería arrancarle los ojos a esa mujer sólo por hablar mal de Daniel.
¿Con qué derecho se creía para hablar así de Dan?
- No lo sé...- susurró.
Sentía un nudo en la boca del estómago, de pronto se sentía culpable por comportarse así.
-Eh, Eh...¿y ahora por qué lloras?
- No estoy llorando.- contestó Amy limpiando la gotita de lluvia que le acababa de caer en la mejilla...
-¿Ah, no?-Ryder se acercó más a ella y le acarició la mejilla con el pulgar.
Con el cuerpo envuelto en puro fuego, Amy aguantó la respiración mientras él le colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja. Trazó con el dedo un pequeño circulo sobre su mejilla derecha, estaba muy cerca de ella, podía incluso sentir cómo su aliento se mezclaba con el suyo. Él se inclinó, Amy estaba a punto de cerrar los ojos cuando vio algo venir por el rabillo del ojo, inmediatamente empujó a Ryder que dio un paso hacía tras, un nanosegundo después vio horrorizada cómo una estrella ninja pasaba a escasos centímetros de su rostro. Ella y Ryder miraron inmediatamente en la dirección de que provenía el arma. Era el tipo de antes, Amy le miró horrorizada, Ryder tiró de ella y empezaron a correr a toda velocidad hacía el centro.
El centro siempre era una buena opción, habría mucha gente y el tipo no pondría actuar.
A menos que quisiera llamar la atención.
En la tercera calle un coche se metió en metió de por medio, Ryder tiró rápidamente de Amy hacía la derecha y corrieron hasta el final de la calle. Giraron a la izquierda y aminoraron la marcha.
Cerca había un bar y en la entrada había unos cuantos moteros charlando animadamente. Ryder sonrió.
- Acabo de tener una idea.- Amy le siguió la mirada y arrugó la frente.
- Vas a robar la moto,¿verdad?- preguntó ella ya sabiendo la respuesta.
- Prefiero el termino coger prestado.- dijo él dedicándole una mirada traviesa.
Amy volvió a mirar a los moteros, iban vestidos en cuero de la cabeza a los pies.
Debía admitir que daban cierto miedo.
- Venga distraelos, mientras yo me hago con las llaves.- dijo Ryder caminando hacia ellos.
-¿Cómo? - preguntó Amy confusa.
- Con tus encantos...
Encantos, ¿eh?
Suspiró y empezó a caminar hacía los tipos.
Hola tipos duros,¿ con ganas de marcha? No, no, parezco una ofrecido.
Hola machotes, vuestras chupas molan, ¿Os puedo coger la moto prestada? No, seguro que diran : anda, pierdete rubia...

No le hizo falta decir nada, uno de los tipos le vio e hizo señas a los otros que inmediatamente la miraron.
- ¡Vaya, mira lo que tenemos aquí, carne nueva!- dijo uno de ellos mirándola de los pies a la cabeza. Ella controló el estremecimiento que le subía por la espalda y forzó una sonrisa. Ryder estaba detrás del tipo más grande, ella evitó mirarlo para no delatarlo.
- Bonitas chupas, chicos.- dijo ella acercándose
- Lo mismo digo, preciosa.- contestó él de la derecha guiñándole el ojo. Ryder se había hecho con las llaves y se subía a una de las motos.
- Íbamos a bebernos unos martines, ¿te apuntas?- preguntó el primero. Ryder puso la moto en marcha, pero los tipos estaban tan embobados con ella que ni siquiera se dieron cuenta.
- Quizá otro día, ahora estoy un poco ocupada...- les guiñó un ojo y dio un paso atrás justo cuando Ryder pasaba por su lado, se subió en un abrir y cerrar de ojos a la moto, Ryder apretó el acelerador y salieron impulsados hacia delante.
-¡Mi moto! ¡Será zorra!- gritó uno de los tipos, ella giro la cabeza justo en el momento en el que él tipo que los querría matar aparecía. Ella le hizo un saludo militar y él le dedicó una sonrisa macabra. Apretó los brazos alrededor del torso de Ryder y enterró su cara a su espalda. Agradeció en silencio que siguiera con su cazadora ya que el viento le calaba hasta los huesos. Abrió los ojos y se dio cuenta que Ryder había cogido la carretera que daba al océano. Las olas irumpian con furia mientras que el cielo los amenazaba con una tormenta.


 Se bajó de la moto y miró a su alrededor, la playa estaba desierta, aunque no era de extrañar con el mal tiempo que hacia. Hace unos minutos empezó a lloviznar. Amy empezó a caminar hacia la orilla. Ryder seguía en la moto mirándola, todavía podía sentir la calidez de sus brazos alrededor de su cintura. Su cazadora le quedaba grande, pero debía admitir que era muy sexy verla con ella. Era cómo si acabara de declararse suya... Negó con la cabeza y se bajó de la moto aunque se mantuvo un rato apoyado observándola. Las gotas de agua empezaban a empaparle la camiseta, lo que hacia que se le marcaran los músculos. Suspiró y empezó a caminar hacia Amy, quien miraba al agua fijamente.
 - Una libra por tus pensamientos.
 - Los truenos...
 -¿Qué pasa con ellos?
 - Puedo sentirlos...- Amy se volvió hacia a él y sonrió.- seguro que piensas que estoy majara.
 - Que va.- él se rió, Amy puso los ojos en blanco. Permanecieron en silencio durante varios minutos, ella perdida en sus pensamientos y él bueno se quedó mirando las olas. Las gotas de lluvias empezaban a caer a chorros.
 - Deberíamos volver...
 - Sí.- contestó ella. Ella hizo ademán de volver hacía la moto pero él la sujetó del brazo y ella se detuvo.
 -¿Qué...- Antes de que Amy pudiera terminar la frase Ryder le colocó las manos en la cintura y la alzó hasta apoyarla sobre su pecho. Se inclinó y atrapó sus labios con los suyos. A Amy comenzó a darle vueltas todo tras el tierno abrazo. Ryder profundizó el beso un momento antes de soltarla y alejarse de ella. Le dedicó una traviesa sonrisa, que hizo que sus hoyuelos aparecieran en todo su esplendor. Amy parpadeó, sorprendida ante lo rápido que su beso había despertado su pasión, y lo refrescante que parecía al mismo tiempo.

Por esas miradas que son capaces de dejarnos sin aliento.

ATENCIÓN:

Después de varios meses sin escribir, hoy retomo Saga Palpitaciones.
¿Echas de menos a Christian? Pues estate atento, porque ahora volvemos con muchos más secretos que desvelar, peleas y enfrentamientos familiares. ¿Estás listo para poner tu amor a prueba?
Entonces no te pierdas los nuevos capítulos de Palpitaciones.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Sombras - 11º Capítulo.

            " Cuidado, el que aparenta ser el más débil, puede resultar ser el más fuerte."
                                                              - Amanda J. Queiroz.


                                Dos días antes.


Por el rabillo del ojo, Darren, vio alguien acercarse a él. Levantó la vista y resopló al ver que se trataba de Alan y sus dos guardaespaldas. Se cruzó los brazos sobre el pecho y les sonrió burlón.
- Creí que habíais tenido suficiente con la paliza de la otra noche...- A Bryce se le tensó la mandíbula,  todavía no se le había pasado las ganas de golpear a Darren.
- Hola, para ti también.- espetó Alan al alcanzarlo.
- Bueno... si no habéis venido a por una paliza...¿A qué se debe vuestra agradable presencia?
-Necesitamos un favor.- dijo Alan con voz queda.
- ¡Bien! directo al grano, me gusta.- Su tono irónico empezaba a poner a Bryce de los nervios.
- Necesito que nos metas en tu clan...
-¿Qué?- preguntó Darren entre risa.
Esto tendría que ser una broma.
-Pues... que necesitamos...
- Te he oído.- espetó él poniéndose serio.- estás cómo una regadera si crees que...
- Lo harás si quieres mantenerla a salvo- le interrumpió Bryce- déjanos hacer nuestro trabajo, sólo necesitamos estar cerca suyo...
- No entrareis en mi casa.- gruñó Darren, adivinando lo que realmente querían.
La única y inquebrantable regla de los White era, nunca, bajo ningún concepto deje a nadie, ni mucho menos a un cazador de sangre pura, poner un pie sobre los suelos de la tridimensional casa de los White. Ya había hecho una excepción con Amy y no pensaba hacer con nadie más.  Su abuelo había trabajado duro durante años de su vida para hacer que la casa fuera un lugar seguro para los suyos y no pensaba volver a romper las reglas, ni que eso significara dejar a Amy indefensa. 
- Sabíamos que dirías algo así... por lo qué trajimos esto.- dijo Alan sacándose una cajita de terciopelo del bolsillo de la chaqueta.
Darren observó con recelo antes de coger la caja. Levantó la tapa y miró en su interior. Era un anillo. 
Había visto ese anillo en alguna parte pero no se acordaba donde.
- Este anillo perteneció a Heather Grey, nadie más que Amelia puede utilizarlo, este anillo en manos erróneas pondría suponer un verdadero desastre.- Darren cerró la caja y la metió en el bolsillo- El anillo tiene una especie de rastreador que nos permitirá saber donde se encuentra en todo momento, y si, por alguna razón se nos descontrola la situación a ambos, el anillo nos permitirá encontrarla...
-¿Has dicho, Heather Grey?- preguntó Darren frunciendo el ceño.- ¿Está no era...
- Sí, tu abuela.- Afirmó Alan.
-¿Qué hacéis con el anillo de mi abuela?
- Te recuerdo que antes de ser tu abuela, era nuestra princesa.
Sacó el anillo del bolsillo y lo miró con más detenimiento.
Era un anillo de diamante en talla marquesa que brillaba con todos los colores del arco iris, montado sobre una baguette de oro blanco.
- Dices que solo Amy, lo puede utilizar. ¿Por qué?
Alan miró a su alrededor, los alumnos del San Agustin de Preston empezaban a salir.
- No creo que este sea el lugar más adecuado para hablar sobre asuntos oficiales.- Darren  siguió su mirada y vio a Amy saliendo por la entrada.- A las siete en el 436 del Golden Street, allí pondremos hablar con tranquilidad.
Darren asintió volviendo a guardar el anillo en el bolsillo. Alan se despidió de él con un movimiento de cabeza y desapareció.
Le hizo señas a Amy, Rayne le dio un codazo y ella miró en su dirección.
Él sonrió pero ella no le devolvió la mirada. Y aunque era su último día de instituto su animo estaba ligeramente decaído. En la comida, Rayne intentó explicarle lo ocurrido en su casa, y como era de esperarse no se lo había tomado nada bien. 
Se sentía demasiado culpable a lo que pudiera pasar con madre y su hermana. Rayne, le había dicho la verdad a medias, pero aún así fue demasiado para Amy. Pensar que pudieran hacer daño a su familia y luego secuestrarlas era... bueno, era demasiado doloroso. Rayne le había dicho que todavía pondría recuperaras, pero para eso tendría que pasar por una serie de lecciones. Y ella, cómo no, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para salvarlas. 
Amy caminaba muy lentamente al encuentro de Darren, se supone que seria Ryder el que vendría a buscarla y ahora no puede hacer otra cosa más, que mostrar su decepción.
Estaba a escasos metros de Darren cuando alguien se posicionó al lado de este.
- Llegas tarde.- le espetó a Ryder sin mirarlo.
- Menos mal que siempre tienes un hueco libre en tu agenda.- Ryder lo miró y puso los ojos en blanco al ver su cara de desconcierto.
- Hola, chicos- les saluda Amy con voz queda.
La mirada de Ryder le recorrió lentamente el cuerpo, de arriba abajo, antes de detenerse de nuevo en su cara. No era la primera vez que un chico la miraba de aquella forma, pero nunca lo habían hecho como lo estaba haciendo Ryder, tan descaradamente... Ella sintió que empezaba a ruborizarse, por lo que apartó la mirada.
- Vamos, Bella te está esperando...- mumurró Ryder.
-¿Nadie te ha dicho que los sombreros de época ya no se utilizan?- preguntó ella mirando a Darren con el ceño fruncido. Iba vestido cómo un detective. Y en cierto modo era muy gracioso. Darren, hizo una mueca y Ryder estalló en carcajadas. Amy se encogió de hombros al escuchar su risa. Era música para sus oídos. 
- Puedo decir lo mismo sobre tu chupa de cuero.- contraatacó Darren, refiriéndose a Ryder.
Él paró de reírse y le lanzó una mirada glacial a su primo.
- Las chupas de cueros molan...- sonrió Ryder a Amy- Basta mirar a nuestro alrededor para saber eso.
Darren y Amy miraron a su alrededor y tan pronto como lo hicieron supieron a que se refería  Las chicas que pasaban a su lado lanzaban suspiros al mirar a Ryder.
" Claro, cómo no..." -pensó Amy molesta. ¿Y por qué no le mirarían? Ryder, podía muy bien ser todo lo que una chica desea. Con ese aire tan arrogante y superior, puede hacer que cualquier chica se le entregue en bandeja.
- Has dicho que Bella está esperando, ¿no?- Ryder dejó escapar un suspiro y la miró divertido. 
Era obvio que su comentario la había amonestado. Y eso sólo había que su orgullo creciese aún más.
- Claro, o podemos quedarnos aquí y ver que pasa...- dijo Ryder burlándose de ella, volvió a echar un rápido vistazo a las chicas y se volvió hacía ella.
- ¡Has lo que quieras!- dijo ella casi a gritos, le dio un empujó al pasar entre los dos y empezó a caminar en dirección contraria.
Ryder soltó un bufido y Darren negó con la cabeza.
-¿Tienes todo controlado?- preguntó Ryder antes de girarse y seguir a Amy. Darren asintió y él se alejó a grandes zancadas detrás de ella.


                                                                  ***

- ¡Has venido!- exclamó Xavier al abrir la puerta y ver a Darren. Este frunció el ceño al ver su entusiasmo.
Negó con la cabeza y entró al departamento.
- Y bien, creo que me debéis unas cuantas respuestas.
-¿Crees en la reencarnación, Darren?- preguntó Alan, haciéndole señas para que se sentara en el sillón de enfrente.
-¿Debería?
- Dímelo tú.- contraatacó Alan- ¿Alguna vez, has pensado que alguien puede tener la suerte de vivir una segunda vez o una tercera, quizá?
Darren le dedicó una mirada burlona, cómo si empezara a dudar de la cordura de este.
-¿Y si así fuera?¿Vas a decirme que en mi vida pasada fui un rey azul y me mataron a sangre fría?
- Dudo mucho que lograras ser un rey azul con semejante actitud señor White, aunque no puedo decir lo mismo sobre el arrogante de tu primo.
-¿Ryder?- Darren, se puso serio y se tensó en su sitio.
- ¿Desde cuándo, ha entrado Ryder en la conversación?
- No estamos aquí para hablar de tu primo, estamos aquí para que nos escuches y pongas atención a lo que te tenemos que decir.- Bryce apareció en el umbral de la puerta y le indagó con la mirada.
- Tenemos menos de quince días para enseñar a Amelia todo lo que necesita saber sobre nuestro estilo de vida, y nadie mejor que tú para hacer que esto se cumpla.- continuó Alan.
-¿Qué pasará en quince días?
- La luna de fuego y, cómo bien sabrás, sólo ocurre cada dieciocho años y es cuando Amelia cumple su decimoctavo cumpleaños.  Deberíamos mantenerla a salvo, pero entonces tú te metiste en medio y nos la arrebataste.- Darren no se dejó ver intimidado ante las palabras de Alan.- Y ahora tienes que remediar tu terrible error ayudándonos, sólo necesito que intentes mantenerla a salvo hasta que llegue el momento de que ella retome el trono, cómo buen cazador que sé que eres, tú deber es eliminar a todos los que estén en contra y no detenerte ante nada, es nuestra princesa, ¿sabes la importancia de esto, Darren?¿Sabes cuán importante es mantener una princesa a salvo?
- Me hago una idea.- respondió Darren con convicción.
- Para hacer todo lo que te estamos diciendo ahora, primero tienes que ganar la confianza de tu primo. Es el elegido de la señora Grey, lo que significa que si él no confía en tí...- dice Alan señalandole con el dedo índice.- no pondrás estar cerca de ella.
-¿La señora Grey?¿La madre de Amy?- preguntó Darren algo despistado.- Siento deciros esto chavales, pero la señora Grey ha desaparecido del mapa.
- Luncinda Sullivan, no es la madre de Amelia.
-¿Cómo dices?- El ceño de Darren se hizo más profundo mientras unía los dedos de la mano y miraba a Alan fijamente.
- Sólo era una tapadera. Grey, jamás se uniría a una mortal. Esto va contra las leyes...
- Amy, tiene cierta parte humana, lo puedo sentir y no soy el único.
Alan negó con la cabeza con exasperación, cómo si sólo el hecho de pensar en eso le dieran arcadas.
- ¿Estás seguro de esto, señor White?- Xavier se acercó a la ventana y miró hacía la calle. Ya era de noche.- Quizá lo más humano que pueda tener Amelia sea su corazón y su alma, nada más señor White.
-¿Es una cazadora de sangre pura?- Preguntó Darren confuso.
- ¿¡Tú, que crees!?- Se rió Bryce.
- No tan sólo una cazadora de sangre pura, sino una original- prosiguió Xavier, sin hacer caso omiso a Bryce, quien no dejaba de reírse.
-Esto es...
- ¿Imposible?- preguntó Alan, rascándose la barbilla.
- Sólo tiene diecisiete años, ¿cómo va a ser una original?
- Todavía le queda mucho por saber señor White, pero ya tendremos otra ocasión para hablar... - Xavier se alejó de la ventana y miró a Darren con una mirada llena de respeto y orgullo.- Yo de tí evitaría salir por la parte delantera, creo que unos cuantos mentis lectoribus, han seguido tu rastro hasta aquí, supongo que estarán deseosos de poder meterse en tu mente...- sonrió a Darren- Intenta evitarlos a toda costa, no queremos complicación, y ellos pueden joder toda la operación.
Darren asintió.
Xavier le hizo el saludo de los cazadores. Golpeó su pecho con el puño derecho tres veces y luego inclinó la cabeza. Darren le devolvió el saludo antes de desaparecer por una cegadora luz azul.

                                                    Actualidad.

La opaca sombra volvió a arrojar a Amy contra el suelo. Suspiró indignada, no había tenido forma de escapar, por mucho que fuera tan solo una proyección inventada por la mente de Shawn, podían ser muy fuertes y empezaba a creer que él lo hacia aposta. Se encontraban en el gimnasio bajo los desniveles del sótano. Aquella casa parecía estar equipada para cualquier situación.
Ella, cómo no, estaba tumbada sobre el pulido suelo del gimnasio, mientras que Shawn estaba a un lado intentando "ayudarla" con su agilidad, mandándola una y otra vez al suelo. Ryder observaba lo que ocurría con diversión, a su lado estaba Darren, quien hacía una mueca cada vez que las sombras la derribaban al suelo.
-¿Debo decirte qué cómo hagas eso en un combate, puedes perder la cabeza en menos de un segundo?-Preguntó Ryder al ver que no se levantaba.
- Pues, dile a Shawn, que al menos me deje pensar antes de actuar...
- Ahí está la clave, no tienes que pensar, tienes que actuar- Ryder se adentró al medio campo de entrenamiento, se agacho a su lado y la miró a los ojos.- Hasta que no dejes de pensar, seguirás cayendo una y otra vez, así qué, ¿por qué no me demuestras cuán equivocado estoy contigo y le pateas el culo?
Esto último le susurró. Se levantó y la ayudó a levantarse. Ella bajó la vista hacia la ceñida tela oscura que se pegaba a su cuerpo e hizo una mueca. La tela se le pegaba tanto a la piel, que parecía hacer parte de ella.
Ryder, se acercó más a ella y le dijo al oído antes de volver a reunirse con los demás.
-Haz que no me equivoque contigo, nena.
Amy le miró con recelo mientras volvía a ocupar su sitio, tan pronto cómo abandonó la zona de entrenamiento, la sombra volvió a derribarla. Hizo una mueca de dolor, empezaba a hartarse de esto. Algo en su interior empezaba a entrar en ebullición. Se levantó de un salto e intentó propinar una patada a la sombra pero, esta se desvaneció y volvió a aparecer detrás suya, Amy se volteó de inmediato, pero la sombra fue más rápida y la empujó con fuerza impactandola contra la pared. Gruñó al sentir un fuerte dolor en el codo izquierdo. Vale, esa sombra empezaba a enfadarla de verdad. Se tambaleó al irse hacía delante, pero utilizó eso para saltar sobre la opaca sombra que estaba delante de ella, cómo no, la sombra desapareció y ella cayó de bruces contra el suelo. En la habitación se escuchó la descarada carcajada de Ryder, Amy levantó la vista hacía él y lo fulminó con la mirada. Era obvio que se estaba divirtiendo con su sufrimiento y eso sólo hizo que la ebullición de su interior aumentara. Cerró los ojos y respiró hondo antes de levantarse, otra vez. Necesitaba canalizar toda su ira contra la sombra que tenía delante y si, el insolente de Ryder, dejara de reírse estaba segura de que pondría concentrarse mejor. Un suave hormigueo empezaba a extenderse por las puntas de sus dedos. La sombra intentó atacarla, pero se desvió a la derecha y tan pronto cómo vio que no se esperaba esto, lo atacó, le golpeó en pleno pecho y él se evaporó. Cuando estaba casi orgullosa por su primer ataque, Shawn hizo parecer dos sombras más.
-¡Oh, venga ya!.- gritó lanzando una mirada de desconcierto a Shawn, quien se limitó a sonreírle.
El hormigueo en sus dedos iban en aumento, respiró hondo y se concentró en desviarse de las sombras que ahora, eran el doble de rápidas que las de antes.
Después de unas cuantas caídas ,diversos golpes y risas molestas, Amy dejó que el fuego se extendiera por todos su cuerpo, y se convirtió en una enorme bola de fuego. En la habitación ya no se escuchaba nada más que el crepitar de las llamas provenientes de ella. Lanzó una bola de fuego sobre la sombra que tenía más cerca y esta se desvaneció, cuando iba a lanzar otra contra la segunda, la bola de fuego se convirtió en una bola de hielo que al impactarse contra la segunda sombra, se derritió al instante, su cuerpo luchaba entre el fuego y el hielo y, ella empezaba a sentirse demasiado exhausta cómo para poder elegir a uno de los dos elementos. De pronto se sentía demasiado débil, cómo para seguir de pie. Su cuerpo se impactó contra el suelo con un ruidoso "Plof" y al instante todo se volvió negro.
 

                                                                     ***


- Creo que nos hemos excedido.- dijo Shawn sintiéndose culpable por llevar a Amy, hasta el límite de sus facultades.
- Sí...- masculló Ryder, depositandola sobre su cama. Definitivamente se habían propasado con el entrenamiento, no habían tenido en cuanta que ella no era cómo ellos, que estaban acostumbrados a estar horas machacándose unos a otros sin apenas cansarse. Al fin y al cabo, habían tenido toda la vida para acostumbrarse a ese ritmo, pero, ella no. Ryder la miró durante un nanosegundo, parecía muy frágil y débil. Se le rompió el corazón, ya estaba bien de ser tan duro con ella. Debería ayudarla, no llamarla al límite. - Dejemosla descansar.
Shawn asintió, los dos abandonaron la habitación y se dirigieron al gran salón. Bella, había salido pronto a hacer unos recados, Darren se había largado en medio del entrenamiento con la excusa de ir en busca de algo... Aunque en realidad solo detestaba verla sufrir de aquella forma.
- Deberíamos enseñarla como controlar esos poderes, ¿no?- Preguntó Shawn mirando a Ryder por el rabillo del ojo.
- Supongo- suspiró , eran casi las cuatro y todavía no había comido nada, se puso a rebuscar en la nevera. Sacó las lonchas de queso y de jamón York, y se hizo un bocadillo.- ¿Quieres?
Shawn negó con la cabeza. Llevarse con Shawn era menos complicado que con Darren, que a diferencia de su hermano, no intentaba demostrarle todo el rato lo bueno que podía ser. Ryder nunca había entendido esa obsesión de Darren por demostrarle lo bueno que era. Y lo peor era que a Ryder, eso le importaba un pito. Por mucho que fueran familia, eran cómo extraños viviendo en la misma casa.
Ryder depositó el plato sobre la mesa y se sentó. Shawn permaneció en el umbral de la puerta.
-¿Cuándo le darás el anillo a Amy?- preguntó Shawn refiriéndose al anillo que Alan le entregó a Darren. Darren, se lo había contado todo poco después de volver a casa y, Ryder le había tomado el anillo. Primero Shawn, tenía que analizarlo para saber si no había ningún truco. Y al final había dado con un pequeño mecanismo de rastreo, Shawn lo había modificado, para que sólo pudieran rastrear a Amy, mientras estuviera fuera de la casa. Debían mantener la localidad de la casa bajo siete llaves. Ryder lo había guardado en la caja fuerte mientras tanto. Se lo entregaría a Amy, el día de su graduación, que sería dentro de dos. Hasta entonces, seguiría donde estaba ahora.
- El miércoles, antes de graduación.- respondió Ryder.
-No confío en ellos, Ryder.- soltó Shawn sentando delante de él.- Puede que sea de los suyos, pero... en todo bando hay una oveja negra.
Ryder frunció el ceño y miró a su primo. Él tampoco confiaba en ninguno de ellos, pero ellos no necesitaban saber eso, por ahora.
Se escuchó el suave ruido de la puerta de la entrada al abrirse y poco después apreció Rayne en el umbral de la puerta de la cocina.
Miró a Ryder y luego a Shawn. Rayne, era la única del clan Grey que tenía acceso a la casa, y no por que se lo permitieran y si por que ella ya sabia las entradas, y los trucos para entrar. Rayne, había trabajado codo a codo con Marcus White para conseguir que aquella casa fuera un lugar seguro, y ahora volvía a ser parte de los White.
- ¿Dónde está Amy?- preguntó cruzándose de brazos y lanzandoles una mirada inquisitiva a los chicos.
- Durmiendo...
- Ah, bien, por que no necesito que escuche esto...
Se sentó en la mesa y empezó a contarles lo que había pasado esta mañana, los chicos la escucharon con atención, intentado no mostrasen espantados con los hechos.
-¿Siete muertos?- preguntó Shawn.- Eso no es nada bueno.
- Lo sé...
-Yo creo que se esta cociendo algo muy gordo tras todas esas muertes...- Ryder se terminó el bocadillo y metió el plato sucio en el lavavajillas.
- Lo que no entiendo es, por qué se llevan los cadáveres, eso no les puede proporcionar nada...- Aclareció Shawn, lo que ellos ya sabían.
- Es su tercero ataque, y todos los muertos son de mi clan..- los informó Rayne.- claro, quitando Lucinda y su hija.
- Intentaré averiguar, algo más sobre esto.- dijo Shawn levantándose - Debemos estar preparados para lo que sea que estén haciendo estos chiflados.

jueves, 16 de mayo de 2013

Pesadillas. - 10º Capítulo

 " Si en tus sueños oyes al destino, no creas que vives el futuro, quizás sea la pesadilla del miedo, que a menudo el mundo, ha conseguido resurgirlas, de las cenizas de las envidias, y de la sonrisa de los celos."                            - Autor Desconocido.


-¿Estás solo?.- Preguntó Bella entrando en casa. Shawn levantó la vista y asintió. Bella, llevaba un vestido de volantes floreado y unas enormes Ray Ban, le cubrían los ojos.
-¿Dónde estabas?- preguntó él, intrigado. Bella sonrió de oreja a oreja y se sentó a su lado.
- En París, en esta época del año es increíble, deberías venir conmigo mañana.
- ¿Dónde está lo que te encargué?- preguntó arrugando la frente. Bella suspiró, abrió el bolso y sacó un libro gris. Él sonrió y lo cogió.
-Tuve que amenazar a tres personas por ese pedazo de...
- Ni se te ocurra decir eso.- le cortó Shawn. Bella levantó las manos en signo de rendición y luego miró el libro que Shawn tenía entre las manos, con más detenimiento.
-¿Qué es?
- Un libro, creía que a estas alturas ya lo tendrías claro.
Bella puso los ojos en blanco y él se rió.
-¿Dónde están todos?
- No lo sé, Darren salió con Amy por la mañana y hasta ahora no volvieron y a Ryder... no lo he visto en todo el día.- Contestó Shawn indiferente. Se levantó con el libro en la mano, y se acercó a la chimenea. Él se paró delante de la chimenea y observó las llamas durante un largo rato. Miró el libro de soslayo y sin pensarlo lo arrojó entre las llamas. Bella soltó un grito y se levantó de un salto.
- ¿Pero, qué demonios estás haciendo?¿Me has hecho buscar esa mierda durante horas para hacer eso?- Estaba furiosa, no le hacía falta mirarla para saber eso.
- Siento decepcionarte, Bells.- sonrió de lado.- pero, si no lo arrojó al fuego difícilmente pondré saber lo que contiene.
-¿Qué?- espetó confusa.
- Es uno de los libros de Blake...
La puerta de la entrada se abrió, y los dos se giraron al instante para ver de quien se trataba. Amy entró furiosa y detrás de ella apareció Ryder, con una sonrisa macabra en los labios.
Shawn, observó como subía las escaleras de dos en dos y frunció el ceño. ¿Cómo demonios pretendía encontrar la habitación de Darren? De momento todavía no había elegido ninguna habitación para ella, y sin duda no podía compartir habitación con, Darren.
-¿Qué ha pasado?- preguntó Bella después de que Amy, desapareciera.
- Nada que merezca la pena ser contado.
Shawn, sacudió la cabeza, sin duda alguna,Ryder, seguía comportándose cómo un memo.
- ¿Y Darren?¿No estaba con vosotros?
- ¿Por qué todo el mundo me pregunta lo mismo? ¿Es que acaso creéis que lo tengo pegado al culo durante todo el día o qué?- gruñó sentándose en el sofá. En ese preciso instante la puerta volvió a abrirse y apareció Darren.
- Hablando del rey de Roma...- bromeó Bella.
Darren, tenía una pinta espantosa, su camiseta negra estaba desgarrada y se veía mugrienta. Las heridas provocadas en su huida eran apenas lineas rojizas sobre su piel.
Respiraba con dificultad cuando entró.
-¿Dónde está, Amy?- fue lo primero que preguntó al recuperar el aliento.
- Acaba de subir las escaleras...- le contestó Bella con el ceño fruncido.
Él suspiró de alivio.
-Y bien... ¿que ocurrió?
Darren, se dejó caer en el sofá y les explicó todo lo que había ocurrido durante el día. Todos a excepción de Ryder, se mostraron sorprendidos al escuchar su relato.
-¿Hija de Grey?- repitió Bella por tercera vez.
- Eso fue lo que acabo de decir- contestó Darren, cansado.
- Eso es imposible...- Contradijo Shawn.
Ryder, se levantó y empezó a caminar de un lado a otro.
- También lo creía... pero entonces fui a su casa y....- se rascó la cabeza indeciso.- había mucha sangre...
-¿Sangre?
- Sí
-¿Algún signo de actividad demoníaca - Preguntó Ryder parándose un momento y mirándole. Darren, negó con la cabeza.
- No hice ningún chequeo, en cuanto comprobé que ninguna de las víctimas eran ella, me fui...
-¿Por qué demonios serias tan estúpido?- gruño Ryder furioso.
- ¿Qué querías que hiciese?- replicó Darren- Solo quería saber que ella estaba bien, los demás me importa un pito.
- Tan sensible como siempre...- dijo Ryder, con ironía.
- No tienes ningún derecho de juzgarme...- gruñó Darren.
- Chicos, no empecemos ¿si?- Bella, miró a su hermano con una mezcla de suplica y él resopló.
- Ya sabíamos que ella supondría algo peligroso...
Ryder bufo y Shawn le lanzó una mirada reprobatoria.
- Quizá deberíamos entregarla a ellos, tu mismo dijiste que eran de los suyos ¿no? Ellos puedes cuidarla y protegerla...- Bella hizo una pausa y les miró. Shawn parecía muy pensativo. Darren estaba tenso como un palo y su hermano estaba inexpresivo.- No podemos volver a poner nuestra familia en peligro...
- Ella no se va a ninguna parte - dijeron Ryder y Darren a la vez.
Intercambiaron una mirada insignificativa antes de volver a mirar a Bella.
- Pero, ella no puede quedarse aquí...
Shawn, examinaba detenidamente todos los hechos pensando en una solución.
Supo desde el primer momento en que la vio, que ella era diferente. Y si la querían, mucha gente moriría en el intento, incluso antes de poder ponerle una mano encima.
- Tienen razón Bella, no podemos dejarla, nos necesita.- susurró Shawn pensativo.
Todos lo miraron, sin duda, ellos tenían siempre en cuenta sus opiniones. Shawn, era especial, podía percibir y ver cosas que ninguno de ellos lo hacían, por lo que escucharlo siempre venía bien.

                                                       ***
Ya en la tercera planta, Amy empezó a contar las puertas hasta llegar a la decimoquinta. Se paró delante de la puerta y respiró hondo.
Cogió el pomo de la puerta con manos temblorosas, le sudaban las manos y empezaba a sentía mucho calor - estaba teniendo un ataque de pánico-. Volvió a respirar hondo y la abrió. La habitación estaba a oscuras, ella buscó el interruptor y al encontrarlo se escuchó un sordo ruido mientras las luces se encendían. La habitación seguía siendo la misma, aunque, era más que evidente que hacia mucho que nadie la habitaban. Sobre la cama reposaba una manta color violeta, ella se acercó y pasó el dedo sobre la delicada prenda. Era seda pura. 
Sonrió tristemente.
Levantó la vista hacía el armario a su derecha, se acercó y lo abrió. Había ropa en el, varias camisetas de seda, americanas, faldas, vestidos de cóctel y vestidos de noche pendían de las perchas.
Suspiró. Eran todas de mujer, a excepción de un polo blanco. Cogió el polo blanco y una oleada de angustia la embargó.
¿Qué diablos la estaba pasando?
Desde que había conocido a los White, no era ella misma. Las cosas la afectaban con más facilidad, y ya no era capaz de pensar con cordura.
Sobre todo cuando Ryder estaba cerca.
Con la prenda aun en la mano se tumbó sobre la cama. Acunó el polo contra su pecho y suspiró. Tenía un nudo en el estomago y de pronto sólo deseó con todas sus fuerzas estar en casa. Quería apoyar su cabeza en el hombro de su madre y llorar hasta quedarse dormida. Añoró profundamente su abrazo apretado y el olor a jazmin que desprendía su pelo. Y su sonrisa. Mamá tenía la sonrisa más dulce del mundo, y hasta el chocolate a su lado quedaba reemplazado.
Las lágrimas no tardaron a acudir, lloró en silencio hasta quedarse profundamente dormida.


 El viento me azotaba el pelo con fuerza mientras corría desesperada por el bosque. 
¿Dónde estaba Daniel?
- ¡Dani!- chillé con todas mis fuerzas pero no hubo respuesta. - ¡Cariño sal, te juro que no te regañaré, por favor!
Sollocé.
Tenía un mal presentimiento, le había dejado jugar fuera durante la cesión de lectura con Tessie, y hacia rato que no aparecía, y él nunca se alejaba de la casa sin mi consentimiento. 
- ¡Dani!.- volví a gritar.
Un enorme lobo gris apareció detrás de uno de los arboles a mi izquierda. Solté un grito asustada, nunca me acostumbraría con encontrármelos en el bosque. Le ignoré y seguí caminando desesperada en búsqueda de Daniel.
- ¡Daniel White, me estás enfadando de verdad!  ¡Sal!- mi cuerpo se estremecía como si quisiera tiritar y el corazón latía con ferocidad contra mi pecho. El lobo gris se posicionó a mi lado y gruñó, le di un empujón pero siguió caminando a mi lado cabizbajo.
- ¿Dónde está, Ed? ¡Dime! ¿¡Dónde está mi hijo!?- él alzó la cabeza para mirarme a los ojos y soltó un gruñido de dolor. Me paré en seco y, empecé a correr en dirección al acantilado. 
La angustia me consumía, mientras avanzaba a duras penas por el bosque. Ed, caminaba a mi lado, no le hacía falta correr, queriendo o no siempre sería más rápido que yo. 
Me acerqué al borde del acantilado y miré hacía las oscuras aguas del océano. 
Abrí los ojos de par en par al ver algo flotando sobre el agua.
-¡Daniiiiiiiiii!.
El lobo lanzo un gruñido mordaz, pero ya era demasiado tarde. Ya me había lanzado hacía las profundidades del mar. El agua me caló hasta los huesos mientras luchaba por volver a la superficie. Podía sentir la temperatura de mi cuerpo descender, con cada brazada que daba. Respiré una gran bocanada de aire cuando salí a la superficie. Nadé todo lo rápido que pude hacía Daniel, que seguía inmóvil. Le cogí con un brazo y luché contras las fuertes mareas para llegar a la orilla.
Dos lobos grises me gruñían una y otra vez mientras intentaba llegar. Cuando faltaba unos tres metros para alcanzar la blanquecina arena de la playa, uno de ellos se metió al agua y empezó a tirar de mi. Por sus ojos amarillos supe que era Macy. 
Ed, gruñía impaciente, apoyé a Daniel sobre la arena, lo miré y se me cayó el alma a los pies.
- Ed, corre... corre a casa y... dile a Tessie... - me castañeaban los dientes debido al frio glacial que envolvía mi cuerpo.- dile que... llene la bañera con agua caliente. ¡rápido!
Ed empezó a trotar en dirección al bosque, Macy, se quedó a todo momento a mi lado.
Volví a mirar a Daniel. La vida abandonaba su cuerpo. Su cuerpo había perdido todo rastro de color y sus labios tenían un color azulado. Ya no respiraba.
Empecé a sollozar.
-¡No!.- grité, haciéndole un masaje en el pecho desesperada por que reaccionara.
-¡Vamos campeón!- grité una y otra vez, pero él no reaccionaba. - ¡No vas a dejarme!¿Me oyes Daniel? ¡Te lo prohíbo!- mi pecho bajaba y ascendía mientras mis sollozos iban en aumento. No podía perderle, era mi bebé. No podía creer que los dioses me hicieran esto. No podían quitarme a mi hijo. Lancé un grito furioso al cielo y segundos después, un rayo nos atravesó a ambos.


                                                    ***

Un grito le despertó bruscamente. Miró hacía la oscuridad de su habitación, todo estaba tranquilo. Él era el único que dormía en este pasillo y la casa era más que segura, así que volvió a cerrar los ojos. Una milésima de segundos después otro grito llenó la habitación. El corazón le empezó a latir frenético sobre el pecho. Alarmado, saltó de la cama y salió al pasillo. Un gemido le orientó hacía la puerta de enfrente.
Él abrió la puerta sin pensar, la luz estaba encendida, paseó la mirada por la habitación y se detuvo en la cama. Amy estaba tumbada sobre la cama y tenía una fina capa de sudor en la frente. Estaba temblando de la cabeza a los pies y por su expresión, no era nada bueno lo que estaba soñando. Ryder, entró y cerró la puerta tras él.
No le gustaba ni un ápice que ella estuviera en aquella habitación.
¿Por qué de todas las habitaciones del mundo, había escogido precisamente aquella?
Se acercó a la cama y la miró. Se encogió de hombros al verla tan débil y expuesta.
Ryder, apretó los dientes al ver que ella decía su nombre en sueños. 
Le puso la mano sobre el brazo y se quedó inmóvil al que estaba helada. Ella tiritaba con violencia. 
- Amy...- susurró y ella abrió los ojos alarmada.
En cuanto le vio, un mar de lágrimas salió de sus ojos.
Él se quedó paralizado al verla llorar. El dolor que Amy sentía sobre su pecho era demasiado doloroso. La pesadilla había sido tan real...
No quería que él fuese testigo de sus lágrimas... Se había sentado sobre la cama y se había tapado la boca con la mano en un intento de sofocar sus desgarradores sollozos.
Apesar de su severa educación de autocontrol, Ryder se vio arrastrado por una fuerte oleada de compasión. Amy, lloraba como si alguien le hubiera roto el corazón y eso le hizo sentirse incómodo. Inseguro.
Apretando los dientes, alejó aquellos insólitos pensamientos.
Si había aprendido algo en su infancia, era que no había que cuidar a nadie más que a uno mismo. Cada vez que había cometido el error de interesarse por alguien, lo había pagado con creces.
Cuanto menos tuviese que ver con las emociones y la vida de Amy, más fácil seria para él, alejarse de ella.
Se aferró con fuerza al dosel de la cama. No era un animal. Él también tenía sentimientos. O al menos, solía tenerlos.
Antes de que pudiera reconsiderar sus acciones, se subió a la cama y la abrazó. Amy le rodeó la cintura con los brazos y se apoyó en él como si se tratara de un salvavidas, mientras enterraba la cara en su pecho desnudo y sollozaba.
Todo su cuerpo temblaba.
Algo extraño se abrió paso en el interior de Ryder. Un profundo anhelo que no sabía muy bien como definir.
Jamás en su vida, había consolado a una mujer que lloraba. Como cazador, había sido entrenado desde que tenía uso de razón para mostrarse feroz, frio y duro. 
Pero ahora allí, abrazando a Amy, se sentía verdaderamente expuesto. Esa niña empezaba a ablandarle el corazón y no podía permitirse algo así.
Su parte racional, le decía que se apartara de ella todo lo que pudiera pero, por otra parte y la más estable, le decía que no la dejara sola, que lo necesitaba. 
- Lo siento...- murmuró Amy sobre su hombro.
-¿Ya te sientes mejor?- preguntó separándose un poco de ella. 
Ella asintió con la cabeza y se secó las lágrimas. Algo le decía que ella no hacía eso delante de nadie. Llorar delante de otros no era algo característico de Amy. Y por alguna extraña razón él lo sabia.- Bueno, si es así, mejor me voy. 
Se levantó de la cama y se encaminó hacía la puerta.
Amy trago saliva, de pronto la idea de estar sola le parecía aterradora.
-Ryder.
Él se giró y la miró con ojos inexpresivos.
-¿Qué?- su voz sonó más hostil de lo que pretendía, se encogió de hombro y la miró fijamente. Tenía la cara algo hinchada por haber llorado.
-¿Te importaría quedarte? Prometo no hablar...
Él la miró con el ceño fruncido, se pasó la mano por el pelo y luego se volvió para mirar a la puerta.
Eso no estaba bien, pero de pronto, tampoco tenía ganas de volver a su habitación.
- Cómo hables, me voy. 
Ella le dedicó una débil sonrisa mientras que él volvía a subirse a la cama de madera de pino. Amy se acomodó, él extendió la manta sobre ella y se tumbó a su lado.
Su corazón se aceleró ante la repentina calidez del cuerpo de Ryder junto al suyo.
- Buenas noches.-susurró ella. 
Él no contestó, en cambio, extendió la mano y apagó las luces.
Ella sonrió en la oscuridad, si pudiera controlar su poder de detener el tiempo, lo habría hecho en aquel preciso instante. 
Él colocó las almohadas de modo que sirvieran de respaldo, y miró a Amy. 
Esta iba a ser, en su excepcionalmente larga vida, la primera vez que pasaba la noche con una mujer sin tener segundas intensiones. 
¿Por qué estaba haciendo esto de todas formas? 
No aguantaba estar en la misma habitación que ella ni dos segundos, sin querer estrangularla y ahora estaba tumbado justamente a su lado. Suspiró y maldijo a Rayne en silencio.
Supo el momento exacto en el que ella se había quedado dormida, por la uniformidad de su respiración. Sólo entonces se atrevió a tocarla. Se atrevió a seguir con la yema de un dedo la suave curva de su pómulo.
Durante un buen rato, se dedicó a mirarla, aun con la escasa luz que se filtraba de las ventanas, era capaz de verla perfectamente. El fuego se había extendido por su sangre y se tuvo que morder el labio para no soltar una maldición.
Ella se alejó a una distancia prudente, desde donde no pudiese olor su suave aroma femenino, ni sentir el calor de su cuerpo bajo el edredón.
Resignado, se acomodó y sin darse cuenta, quedó sumergido en profundo sueño.