sábado, 29 de junio de 2013


Vinculo. -17 ° Capítulo.

“El vinculo entre dos personas que se aman puede llegar a ser mas fuerte que cualquier cosa, basta creerlo."- Amanda J. Queiroz.

                    Unos cuantos días después.


Darren se encontraba apoyado en un torcido y desgarbado árbol, mientras observaba maravillado las luces de la ciudad, luces con variados tonos naranjas, blancos y azules. Todo estaba demasiado silencioso y quieto pero aun así se mantenía alerta. Desde el punto donde se encontraba podía ver gran parte del Puente Vecchio y las barcas que pasaban bajo este. Hasta el momento no se había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos su casa. Había vivido en Florencia hasta sus ocho años, hasta que esa bandada demoníaca irrumpió en el rancho de sus padres, asesinaron a su padre por intentar protegerlos y casi se llevan consigo a Shawn. Eso jamás ocurriría, no si él pudiese impedirlo, puede que todos estuviesen poniendo todo patas arriba para encontrar a Amelia Grey, que por ironía del destino, se encontraba justo en ese preciso instante en el salón de la casa de su familia, puede que los del submundo estuviesen como jodidas cabras por poner sus vidas en peligro por intentar matarla y otros por defenderla, pero aun así, jamás olvidarían el destino que les esperaba con su hermano a suelto. Shawn, era una de las piezas clave para el puzzle que todos querrían resolver, ya fueran los horripilantes demonios que caminaban por las mismas calles que todos nosotros a diario, cómo también, varios de los suyos. Nadie era de fiarse cuando se trataba de la vida de todas las familias inocentes, o incluso del mismísimo fin del mundo. Amelia y Shawn eran la clave de algo que ninguno de ellos sabia muy bien de que se trataba y mientras nadie averiguaba a lo que estaban predestinados, nadie les quitaría los ojos de encima, unos por miedo, otros por saber hasta donde llegarían y otros solamente para tener el gusto de verlos caer. 
Casi sin darse cuenta Darren se vio lanzando pequeñas piedrecitas al aire, nada estaba llenado como él habría imaginado, la chica por la que guardaba un secreto amor estaba de alguna forma vinculada con su primo y aunque intentase entenderlo, todavía no podía creer que su primo pasara de tener una profunda adversidad hacia Amy y al minuto siguiente quererla de tal forma como lo hacia. Darren todavía no se podía quitar de la cabeza esa mirada que los había visto compartir en la graduación de Amy. No era la simple mirada de “felicidades, me alegro que hayas logrado... lo que sea que estuviera intentando lograr..” - esa seria la mirada que Ryder debería de haberla echado esa noche - en cambio fue más bien “ Estoy orgulloso de ti, pequeña". De hecho eso fue justo lo que le dijo cuando ella se lanzó a sus brazos. Desde la graduación el ambiente en casa era casi insoportable para él, por lo que decidió que solo iría a casa cuando fuera precisamente necesario. Saber que Amy estaba con Ryder ya era lo suficiente malo, cómo para estar viéndolos  compartir miradas cómplices.
Una mano le apretó el hombro, él se giro a tal velocidad que casi se cohesiona con el árbol en el que se había mantenido apoyado. Se relajó al ver que sólo era Ryder.
- Me has dado un susto de muerte.- dijo casi sin aliento mirando a Ryder fijamente.- ¿Cómo supiste dónde estaba?
Ryder sonrió de lado con arrogancia e hizo un gesto con los hombros quitándole importancia.
- Un simple golpe de suerte.- se río, Darren se quedo petrificado al oír su risa, esa risa malvada no era para nada típica en Ryder. De pronto Ryder dio un paso hacía la luz y Darren contuvo la respiración. Sus ojos eran dos bolas de fuego, sus fracciones eran rígidas y el mal habitaba en cada poro de su piel. Ese no era Ryder, era obvio, aunque no entendía como podían ser tan parecidos y a la vez tan distintos.

martes, 25 de junio de 2013

Disculpas

Pido disculpas por la tardanza en subir los nuevos capítulos y les ruego que esperen con ansiedad, los nuevos capítulos vendrán llenos de adrenalina y muchas cosas inesperadas, un beso y feliz verano a todos.

jueves, 13 de junio de 2013

No me digas que no. - 16º Capítulo.

Rayne miró fijamente a Grey que no dejaba de caminar de un lado a otro.
- Me mareas.- dijo ella suspirando.
- Lo siento, pero si estoy demasiado preocupado.
- ¿Crees que no lo sé? tu voz zumba en mi mente una y otra vez.
- Lo siento.
- Deja de decir lo siento o lo próximo que sentirás es mi...
- Vale, vale.- dijo él con exasperación.
Se paró, puso los brazos en jarra y miró a Rayne de arriba abajo.
- ¿De dónde vienes?
- Axon, he ido hablar con Blake, pero no coopera, no hablará conmigo hasta que vea a Daniel.
- Pues ya sabes que pasará.
- Sí, que lo voy a torturar hasta que me diga que sabe.- Dijo ella poniéndose de pie e intentando recuperar la compostura.
- No puedes torturar a un mago y lo sabes. - dijo él en tono serio.
-¿Quien lo dice?
- Yo, yo lo digo.- Dijo en tono cortante. Ella suspiró y volvió a caer sobre el sillón de cuero gris.- Mira    mea albente caelo, no puedes ir por ahí amenazando a mis mejores aliados.
- Si fuera tu aliado me diría lo que quiero saber.- contraatacó ella entre diente.
- Aver... mea albente caelo, es mi aliado no el tuyo, así que hazme el favor y deja de interrogarle, si él te dijo que no hablará sin Daniel presente, no lo hará y punto.
- Quizá disfrutes de tu mea albente caelo, buscando una solución tú solito para todo estos problemas ¿qué te parece?- dijo ella fulminandole con la mirada y señalandole con el dedo indice.
Él jadeó al sentir el fuego extediendose por sus venas.
- Los chantajes no funcionan conmigo, Rayne Grey, ¿así que por qué no nos haces el favor a los dos y me dejas en paz de una maldita vez?
- ¡Con mucho gusto, señor Grey!
Ella se levantó con brusquedad, caminó hacía la puerta sin dejar de fulminarlo con la mirada, salió y dio un portazo.
- Si alguien me hubiera dicho hace siglos atrás, que el matrimonio con un ángel seria tan difícil jamás me habría casado con uno.- gruñó él.
- Te he oído, Grey.- la voz enojada de Rayne en su cabeza le envió un escalofrío por todo el cuerpo.

                                             
                                                           ***

- ¿Chino?¿Enserio?.- preguntó Bella por tercera vez.
- Sí, chino.- respondió Amy otra vez.
- Pero la comida china es...
- Bella, tengo unas ganas increíbles de torturar a alguien y me estás dando todos los motivos para que esa persona seas tú.- la interrumpió Ryder.
Ella entrecerró los ojos y le sacó la lengua.
Shawn seguía en la biblioteca.
Ellos se habían ido poco después de que Shawn le vendara las horribles quemaduras provocada por la sangre de hada y ahora se encontraban en el salón intentando que Bella razonara sobre la comida China. Darren todavía no había llegado de donde fuera que estuviera, así que le tocaba a Ryder encargarse de ser el malo. Amy se encontraba sentada en el suelo justo a su lado y su hermana estaba sentada en el sillón de enfrente.
- ¿Por qué no comida japonesa?- preguntó Bella animada.
- ¿Cual es la diferencia, Annabella?- preguntó Ryder en tono cansado.
- Que no es china...
-¿Por qué no dejamos ese asunto y hacemos la cena nosotros mismo?- Preguntó Amy con la vana esperanza de que dejaran de pelearse entre ellos.
 En cuanto lo dijo los dos estallaron en risa. Amy cerró los ojos y respiró hondo.
Estos dos ya había expirado toda su paciencia, por lo que optó por utilizar el chantaje emocional.
- ¿Sabéis qué?- dijo entre dientes poniéndose de pie.- Me importa un comino si es China, Tailandesa, Marroquí, Japonesa, Árabe o brasileña  ¡ME IMPORTA UN PITO!- Bella y Ryder se quedaron mudos al instante.- quería hacer algo normal con mi "familia", pero si queréis ponérmelo difícil, muy bien, adelante, pero yo me largo de aquí.
Les dio la espalda y empezó a caminar hacía la puerta de la entrada. Ryder se levantó de un salto.
-¿Dónde crees que vas?- preguntó siguiéndola.
- ¿Yo?- dijo ella presionando el dedo indice en el panel de control de la casa.- me voy al barrio chino, a por "mi" comida.
Les dedicó una mirada furiosa a los dos, abrió la puerta y la cerró de un portazo.
-¡Maldita sea el día que conocí a los Grey!- gruñó Ryder cogiendo la chaqueta de la percha y yendo detrás de ella.

Las calles estaban alborotadas aun así no fue difícil distinguir la rubia cabellera de Amy. Apresuró el paso para alcanzarla, estaba a escasos pasos de ella cuando alguien le sujetó del brazo.
Apartó el brazo con un brusco movimiento al ver de quien se trataba.
- Ralf.- dijo Ryder indagandole con la mirada.
Ralf le sonrió.
- White ¿Qué haces por aquí?
- Pues veras... ¿Desde cuando necesito un motivo para estar dónde me plazca?- preguntó Ryder intentando controlar la ira de su voz.
- Tranquilo...- dijo Ralf alzando las manos.- es solo que me extraña verte por aquí...
- ¿ Qué pasa? ¿ahora tengo que concertar cita contigo toda vez que me apetezca comida china o qué?
- No, es solo que...
- ¿Es solo que qué?- preguntó Ryder enfadado.
- ¿Sabes algo sobre Amelia?
La expresión del rostro Ryder  se apaciguó durante un momento.
- Sí, la verdad es que sí.- Ryder sonrió de oreja a oreja.- Dice que te de esto.
Ryder le propinó un puñetazo en la nariz, se giró y empezó a caminar en la dirección donde Amy había desaparecido.
Vio a Amy salir de uno de los restaurante llena de bolsas de plástica, ella le vio y frunció el ceño.
- Ya decía yo que la niñera estaba tardando en venir a echar un vistazo.- bromeó Amy cuando él estuvo lo suficientemente cerca para oírla.
- ¿Alguien te ha dicho lo graciosa que eres?- preguntó él con ironía.
- Déjame pensar...- se rascó la barbilla imitándole cuando está pensativo.- bueno con tú ya son... uno.
- Ja Ja.- enfatizó él.- Larguémonos de aquí antes que tenga serios motivos para mantenerte encerrada en casa durante... digamos... toda tu vida.
Ella puso los ojos en blanco, le entregó las bolsa con comida que había pedido y empezó a caminar hacía uno de los callejones más próximos.

Eres el pasado de mi presente. - 15º Capítulo.



      " El buen tiempo y el amor son dos cosas de las que nunca podemos estar seguros."
                                               -Alice Hoffman

Ryder la depositó sobre la bañera de mármol blanco, la ayudó a deshacerse de la ropa ensangrentada  y la dejó en el suelo del baño. El agua iba limpiando las manchas de sangre y en su lugar iba dejando a la vista los innúmeros tatuajes que le cubrían la piel.
Ryder miró con detenimiento cada una de ellas.
- Suele suceder.- dijo ella rompiendo el silencio.
Él frunció el ceño y la quitó el mechón mojado que le caía sobre los ojos.
- ¿El qué?
- Los tatuajes.- contestó encogiéndose de hombros.- aparecen siempre que estoy asustada o tengo miedo.
Ella tragó saliva y lo miró.
- Eres preciosa.
Él la acarició la mejilla y ella le dedicó una débil sonrisa.
-Antes pensaba que eran paranoias mías, la gente no los veía por lo que dejé de insistir a mi madre y a Kendra que estaban ahí.
- Los humanos no las pueden ver, por más que se esfuercen, Amy.- Explicó él.- Es algo que está totalmente fuera de su alcance, y ya lo deberías saber.
-¿Sabes que significan?
Él negó con la cabeza.
Ella suspiró y hundió todo su cuerpo en el agua. Quedó así durante un minuto completo y luego sacó la cabeza, respiró hondo y miró a Ryder quien la miraba fijamente.
- Últimamente... he vivido mis propios recuerdos...-Amy no sabía si hacia bien contándole que en los últimos días había estado viviendo tanto en el presente como en el pasado, pero sentía la obligación de contárselo. Tanto como si estaban juntos como si no.- No sé si son recuerdos o no... es solo que puedo ir al pasado.
- Eso ya lo sé.- dijo él en tono cansino
-Suelo encontrarte allí todos los días y debo confesar que a veces desearía quedarme allí para siempre. Allí somos solos tu y yo... y Dan... con problemas pero... estamos juntos.
Ryder respiró hondo y la miró sin decir nada.
- No puedes ir por ahí alardeando de tener una vida feliz siendo que estás en el pasado Amy, tu eres el presente no el pasado.- Amy se mordió el labio con fuerza al oír su tono enojado. Vale las cosas no estaban saliendo como ella lo esperaba.- Tú no eres ella, tu eres Amelia, olvida el pasado y se mi presente.
" Se mi presente"- Amy sonrió abiertamente. " Él quiere que sea su presente, pero...¿Qué pasa si quiero el pasado? Y si..."
- Se tu mi pasado y seré yo tu presente.
Él niega con la cabeza pero sonríe.
- Eres un caso perdido Heather Grey.
Le dio un beso en la frente para acto seguido unir sus labios con los de ella.


- ¿Alguna vez has pensado en dejarte barba?- le preguntó entre susurros Amy a Ryder.
Una sonrisa traviesa se le asomó a los labios.
Alguien en la habitación carraspeó y rápidamente Ryder volvió a recuperar la compostura.
- Oh vamos. ¿De verdad vais a fingir conmigo?- Preguntó Shawn entrando en la biblioteca.
Ryder puso los ojos en blanco y volvió a rodear a Amy con lo brazos.
- Creí que esta era la única habitación en la que estaríamos a salvo y mira...- Ryder señaló a Shawn.- Es obvio que no...
Amy le dió un codazo para que se callara.
- Que Darren y Bella tenga alergia a los libros, no significa que yo las tenga.- repuso Shawn arqueando una ceja.
- Es obvio que no hemos pensado en eso.
Ryder alzó las manos de modo teatral.
Amy y Shawn pusieron los ojos en blanco.
- Bueno ya que estáis aquí, ¿por que no me ayudáis?
- Claro.- contestó Amy animada.
- ¿Enserio?- preguntó Ryder haciendo una mueca, tenia la vana esperanza de salir de allí con ella sin tener que ser uno de los miles de experimentos de Shawn.
- Sí.- contestó ella fulminandole con la mirada.
- ¿Bueno... y la parejita me va ayudar o se van quedar ahí parados?
Ella salió del abrazo de Ryder y se acercó a la enorme pila de libros que tenía sobre una de las mesas.
- ¿Qué buscas?
- El significado de tu amuleto.
- ¿Mi qué?
Shawn señaló el colgante de su cuello. Ella lo cogió entre sus dedos y frunció el ceño.
- Solo es un colgante... no tiene nada de más.
Ryder se paró delante de ella y miró al amuleto con más detenimiento.
- ¿Te has fijado en eso?.- preguntó Ryder a Shawn. Señaló al amuleto.- Las letras se mueven.
- ¿Qué letras?.- preguntaron Amy y Shawn a la vez.
- Pues estás...- alzo la mano para coger el amuleto entre sus dedos pero inmediatamente apartó la mano al sentir una fuerte quemazón allí donde sus dedos tocaron.- ¡Ah!
-¿ Pero qué...? ¿Cielo, estás bien?
- Sí, sí.- se apresuró a decir.
La herida se fue haciendo más y más grande. Era cómo si algo invisible le estuviera comiendo la piel dejando a su paso la carne viva.
 Amy le miró con los ojos desorbitados.
-¡Joder! sangre de hada.- gruñó Shawn corriendo fuera de la habitación.
-¡Mierda!- masculló Ryder haciendo una mueca de dolor.
- ¿Sangre de hada?
- Sí, es cómo veneno para los de sangre pura.
Shawn volvió a aparecer en la habitación con un bote lleno de liquido negruzco.
Abrió la taba y vertió el liquido allí donde quemaba la piel. Ryder cerró los ojos con fuerza y tensó la mandíbula  Amy le pasó la mano por el brazo en un intento de tranquilizarlo. El escozor era insoportable.
Era cómo si miles de abejas le estuviera picando incesablemente.
- Ya está, mañana ya no habrá ni signo de que hubieras tocado sangre de hada.
Ryder respiró hondo y forzó una media sonrisa.
- ¿Amy, me puedes coger las vendas que hay en el baño de la primera planta? Por favor.- se lo pidió Shawn.
- Claro.
Ella abandonó la habitación en un abrir y cerrar de ojos.
- Un instrumento inmortal. - contestó Shawn a la pregunta que Ryder todavía no había llegado a pronunciar.
- Muy peligroso por lo que veo.
- Me encantaría poder revisarlo con más detenimiento, pero no creo que Amy me lo deje...
- La  convenceré.- le interrumpió Ryder.
Shawn asintió y se cruzó de brazos.
-¿Qué?- gruñó Ryder al ver los ojos inquisitivos de su primo.
- Deberías ir con cuidado Ryder, no necesitamos otra de tus estupideces por ahora.
- No es ninguna estupidez.- contraatacó Ryder sabiendo a que se refería.
- Estás pisando suelo desconocido, ve con cuidado, no quiero que acabes cómo la ultima vez.
- Si pasa algo ya estarás tú para...
Amy entró en la habitación y los miró a los dos.
- No hay vendas.
Shawn fingió estar fastidiado.
- Lo siento, se me había olvidado que está en la segunda planta, ya iré yo a por ellas.- Le dedicó una gran sonrisa a Amy antes de abandonar la habitación.
Ella frunció el ceño, se acercó a Ryder y le acarició la espalda.
- ¿Dónde está Rayne?.- se preguntó a si misma.- No la he visto desde...
- ¿Ayer?- preguntó él riéndose por lo bajo.
- Sí, ayer...- Él negó con la cabeza y le dio un beso en la frente.
-¿Quieres que la llame para cenar con nosotros?- preguntó él.
- Buena idea, pondríamos ir a por comida china, ¿qué te parece?
- Genial, me encanta los rollitos de primavera.
Ella sonrió de oreja a oreja y le dio un casto besos en los labios.

miércoles, 5 de junio de 2013

Miedo.- 14° Capítulo.

Cuando Amy se despertó seguía en el despacho, pero Marcus no estaba allí.
Se incorporó en el sillón y miró a su alrededor aún desorientada, no había ni rastro de los papeles que habían estado sobre el escritorio. Lo único que ocupaba la mesa color caoba era un marco de foto. Ella lo cogió y lo miró con detenimiento. Era ella, con el pelo castaño cobrizo pero era ella y a su lado estaba - por la forma de vestirse- Marcus.
Pasó el dedo índice por la figura de Marcus y sonrió de lado.
El sonido del reloj la sobresaltó, levantó la vista y vio que el reloj de la pared marcaban las dos en punto.
Abrió la boca sorprendida, si el reloj estaban en lo cierto había pasado media mañana allí durmiendo, volvió a dejar el marco de foto sobre la mesa y se levantó.
La casa estaba en silencio, se dirigió al salón y se recostó en el sofá.
Miró fijamente al techo.
Minutos después Amy observó atónita cómo el techo de hormigón era reemplazado por uno de cristal plagado de símbolos y runas. Reconoció algunas de las runas que había visto con Marcus. Amy se incorporó despacio y se quedó mirando durante un rato al suelo, que ahora, también era de cristal. Más allá del cristal no se podía ver más que una espesa niebla blanca.
En cuanto sus pies descalzos se pusieron en contacto con el frío cristal varios rayos se empezaron a chocar allí donde ella pisaba, no la hacían daño era más bien cómo si hicieran parte de ella. Caminó hacía una de las paredes de cristal y pasó su dedo por el cristal y los rayos se concentraron en su dedo también. Un panel apareció delante de ella, todo estaba escrito en otro idioma - latín- por lo que no supo descifrar lo que ponía.
De prono el cristal fue reemplazado por una pared de espejo y ella pudo ver que había alguien detrás de ella.
Era Shonda.
Amy ni se inmutó, permaneció donde estaba.
- Si has venido esperando a que me disculpe, ya puedes volver por donde has venido...
- No soy tan tonta cómo para venir aquí y esperar a que te disculpes así por que sí. Sé muy bien que los Grey tenéis cómo norma no disculparos nunca.
Amy se giró y la fulminó con la mirada.
Shonda le dedicó una sonrisa lasciva antes de sentarse en el viejo sillón marrón.
-¿Entonces a qué has venido?- Amy se cruzó de brazos y la miró con cierta hostilidad.
- A disculparme.
Amy frunció el ceño.
- Ayer me pasé de la raya y lo admito. No tenía derecho de hablar así de tu hijo, mucho menos teniendo en cuenta quien eres, pero créeme necesitaba saber que tú eras ella antes de contarte lo que sé.
-¿Quién se supone que es ella?
Shonda se rió por lo bajo y se cruzó de piernas.
Amy se tensó, empezaba a ponerla de mala hostia.
- Ella... eres tú.- Shonda la señaló con el dedo.- pero creo que eso ya lo sabes ¿no? Si no me equivoco has estado saltando en el tiempo sin un orden, aunque en todos te lo has encontrado con él...
-¿Y él es...?
- Marcus, Ryder como prefieras.
Shonda se levantó y se acercó a ella despacio.
- ¿Que pretendes Shonda?- preguntó Amy dando un paso hacia atrás.
Shonda se echó el pelo hacia atrás y le dedicó una mirada comprensiva.
- Quiero ayudarte.
- ¿A cambio de qué?
- Necesito que salves a alguien del pasado y mates a otra...
- No pienso matar a nadie...- la interrumpió Amy.
- Lo harás si quieres saber donde está tu hijo...
Amy sintió un fuerte dolor en la tripa, era como si de pronto algo la estuviera devorando allí adentro.
Ahogó un grito, Shonda la miró sin saber que hacer.
-¿ Qué sabes tú de Daniel...?- dijo entre dientes.
La ya conocida sensación de vértigo la inundó para acto seguido impulsarla hacía atrás en el tiempo.
Había ido a parar en el pasillo del primer piso y como era de esperarse estaba desierto.
Otro fuerte retortijón la caló el alma. Esta vez no se contuvo, lanzó un desgarrador grito que hizo eco en todo el pasillo, se llevó la mano a su vientre hinchado.
Amy apretó los dientes con fuerza mientras observaba horrorizaba su barriga de embarazada.
-¡¡¡MARCUS!!!!.- consiguió gritar ella mientras caminaba con gran esfuerzo hacia las escaleras que daban acceso a la planta inferior.
Ella apoyaba la mano en la pared y caminaba a paso lento ya que el dolor la impedía y la dificultaba el caminar.
Después de un gran esfuerzo y varios gritos consiguió llegar hasta el principio de la escalera. Con manos temblorosas se apoyó en el pasamanos de la escalera y cerró los ojos con fuerza, el dolor se iba haciendo cada vez más insoportable.
- Mami... ¿estás bien?- La trémula voz procedente de  su espalda la hizo volverse rápidamente  asustada, Amy miró a Dan con los ojos abiertos de par en par. Un fuerte clic hizo eco en la estancia y acto seguido Amy se veía rodando escaleras abajo.
En cuanto su cuerpo chocó contra el frío suelo del salón toda su visión se vio nublada por varios puntos negros, lo único que fue capaz de escuchar antes de desmayarse fue: mamá...
            ***
  El grito que Amy soltó al volver al presente alarmó a Shonda, rápidamente corrió a su encuentro y al verla tendida en el suelo se tapó la boca horrorizada.
Había sangre por todas partes y ella no dejaba de gritar una y otra vez, Shonda se acercó a ella, todo su cuerpo temblaba y sus desgarradores sollozos dejaban a Shonda cada vez más inquieta. Ella no podía hacer nada,  en cuanto intentase tocarla, su mano la atravesaría y seria en vano. La puerta de la entrada se abrió y Darren y Ryder entraron.
Darren fue el primero en darse cuenta de que Amy estaba tendida en el suelo, Ryder se mantuvo petrificado en la puerta mirando el cuerpo ensangrentado de Amy. Darren corrió hacia ella, la volteó y empezó a buscar las heridas que habían provocado a que  se desangrara pero no había nada.
-¡Tú! - gritó Ryder después de salí de su estado de shock, Shonda lo miró.- Te he dicho una vez y no te lo pienso repetir, ¡Alejáte de ella!
- No la he tocado ni un pelo...- dijo Shonda levantando las manos y mostrando su cara más inocente.
- No tiene heridas... pero la sangre es suya...- susurro Darren levantando la vista para mirar a su primo.
Ryder se agachó a su lado, empujó a Darren a un lado y sacó el mechón húmedo y sangriento que le cubría la cara a Amy.
Él apretó la mandíbula al ver que ella temblaba de la cabeza a los pies.
-Nena... - susurró temeroso.
Amy abrió los ojos y enredó torpemente sus brazos alrededor de él.
Darren los observó confundido.
-¿ Estás bien?
Ella negó con la cabeza. Todavía no se sentía con las fuerzas suficiente como para hablar.
- Largo de aquí.- gruño Ryder a Shonda mientras cogía a Amy en volandas. - Fuera de mi vista.
Acto seguido la proyección de Shonda había desaparecido.
Ryder se volvió hacía Darren y le miró.
- Llama a los demás y diles que la hemos encontrado, no quiero a nadie lejos de esta casa hasta que encontremos a los espías.
Darren asintió y observó como Ryder subía las escaleras com Amy en sus brazos.

martes, 4 de junio de 2013

Estrellas. - 13º Capítulo.

                       "La estrella es fugaz pero el instante es eterno."
                                             - Amanda J. Queiroz.

- Oh, madre mía, estás celoso...- Le miré con los ojos abiertos de par en par.
- No es cierto.- gruñó él fulminándome con la mirada.
Yo sonreí de oreja a oreja.
- Oh, sí, lo es...
Él negó con la cabeza exasperado y luego bufó.
- ¿Por qué iba a tener celos de ti?¿Eh?- Preguntó él cruzándose de brazos y mirándome fijamente.
- Porque estás loco por mi... y no soportas verme con otro hombre que no seas tú. Me amas Marcus, admítelo.
- ¿Ah, sí?- su tono burlón me hizo sonreír abiertamente.
Él se plantó delante de mi, ya no me miraba con la típica arrogancia que le rodeaba, y si con cierta adoración. Mi corazón empezó latir frenéticamente, me mordí el labio.
- Pues... sí.
Le miré a los labios y luego a sus ojos, tenía las pupilas dilatadas.
- Eso quisieras tú. ¿Verdad, Heather? Quieres que te adore cómo lo hacen todos ellos ¿verdad?. Pero ni lo intentes, pierdes tu tiempo, no eres mi tipo.
Él me dedicó una sonrisa ladeada.
¡Dios, a veces podía ser insoportable!
Me mordí el labio con tanta fuerza que pude sentir el sabor de mi propia sangre.
- Siento herir tu orgullo, pero eso no te lo crees ni tú.
- Crees que me conoces Heather, pero debo decirte que estás muy equivocada.- Me tocó la nariz con el dedo índice, arqueé una ceja.- Estás tan equivocada que ni siquiera te has dado cuenta de que estoy  cortejando a Anna-Louis en vez de ti.
Se me borró todo rastro de sonrisa.
-¿Qué?
- Lo que oyes, Anna-Louis no tú, y si me disculpas, ya perdí demasiado tiempo discutiendo algo que no tiene ni pies ni cabeza.
Marcus me dedicó una sonrisa macabra e hizo ademán de irse.
Piensa Heather, piensa...
Él  pasó por mi y empezó ascender el caminito que da a la mansión.
-¡Eh, tú!- utilicé mi tono mas autoritario posible. Él se paró en seco y se giró muy lentamente hacia mi. En cuanto estuvimos uno frente al otro, le miré fijamente a los y le solté una bofetada.
Al instante me sentí culpable, no le di tiempo a que reaccionara, me puse de puntillas y le di un casto beso en los labios, me alejé un poco y sonreí de oreja a oreja. Él frunció el ceño, parecía bastante desorientado.
- Te he dado un beso y lo quiero devuelta.- le reté con la mirada antes de dar media vuelta y alejarme.

                                                                 ***

Amy se despertó acogida por una nueva sensación. Ryder la abrazaba por atrás y podía sentir su respiración cerca del cuello, sonrió y con sumo cuidado de no despertarle, se levantó.
Miró el reloj de la mesita de noche, eran las cuatro y cuarto de la madrugada. Miró a Ryder quien dormía como un tronco, sonrió y salió al pasillo sin hacer ruido. Al pasillo lo embargaba un silencio mortal mientras Amy bajaba a la cocina.
Necesitaba un vaso de agua urgentemente ya que tenía la boca muy seca. Ayer por la noche todo había sido muy especial entre ella y Ryder y esperaba que siguiera así. Sólo esperaba que él no tuviese otro cambio brusco en actitud y la volviera a tratar mal, teniendo en cuenta su personalidad, no la extrañaría que cuando se despertara la volviera a tratar como si fuera una mocosa. Amy descendió las escaleras despacio, empezaba sentirse algo mareada.
Entró a la cocina cogió un vaso y lo llenó de agua, cuando se lo iba a llevar a la boca una fuerza la impulso hacia atrás y se derribó todo el agua sobre el pijama.
-Mierda.- maldijo.
Levantó la vista y vio que algo no encajaba.
La cocina no estaba como hace un momento. Todos los muebles estaban cambiados, frunció el ceño. Dejó el vaso sobre la encimera y salió. Vio a Ryder caminando hacía el final del pasillo. Lo siguió, él entró a una de las puertas y cerró la puerta tras él. Amy no tocó antes de entrar, abrió la puerta y le miró. No estaba vestido como hace un momento, ahora llevaba un polo azul y chándal gris. Él levantó la vista y sonrió.
-Creí que estabas dormida.- dijo él dejando los papeles encima de la mesa.
La habitación a la que había entrado era un pequeño despacho, las paredes estaban pintadas de un insólito gris, a un lado había una estantería con algunos libros, un escritorio color caoba, dos sillas y un sillón de cuero y de las paredes pendían algunos cuadros.
-¿Marcus?
-¿Si?- él entrecerró los ojos y se sentó en el sillón de detrás del escritorio. Amy cerró la puerta y entró, él echó el sillón de cuero hacía atrás y la invitó a sentarse sobre su regazo, Amy dudó durante un rato.- Ven, no muerdo ya lo sabes....
Ella no pudo evitar sonreír.
Se acercó a él y se sentó sobre su regazo, miró los mutibles papeles que había sobre el escritorio y frunció el ceño.
-¿Qué son?- preguntó ella.
Él la acarició la espalda y para su sorpresa a ella le pareció bastante reconfortante y familiar ese gesto en él.
-Los últimos retoques de seguridad de la casa...
Él apoyó su barbilla sobre su hombro y juntos miraron el papeleo, él le iba explicando para que servían cada uno de los símbolos mientras ella escuchaba fascinada y en silencio.

-A si que la casa está en...¿ninguna parte?- preguntó Amy aun sin entenderlo del todo.
- Exacto, sé que parece una locura, pero, tu madre tiene muchos recursos...
-¿Mi madre?- Amy se volteó para mirarlo.
Él sonrió.
- Sí, ella es la primera en querer mantener nuestra familia a salvo, aunque Grey y tu sigáis pensando que sea una pérdida de tiempo.
-¿Y dices que estas runas serán suficiente para hacer de la casa un lugar seguro?¿Estás seguro de que nadie nos pondrá encontrar, ni siquiera Steven?
Marcus, la besó dulcemente la mejilla.
- Sí, nena, me asegurare de que ese capullo no vuelva a ponerte un dedo encima nunca más.
Amy hizo una mueca, no sabía porque pero, sólo de pensar en ese hombre, al que ni siquiera conocía, la hacia temblar. No por miedo ni por ira, y si por una sensación totalmente nueva para ella; el odio. Un odio demasiado profundo e intenso para contenerse.
Marcus, la acunó entre sus brazos, de pronto se sintió protegida y amada a la vez.
Sus entrañas se retorcían con cada roce de su dedo sobre su piel.
Era tan... abrumador y dulcemente familiar.
Estar entre los brazos de Marcus la hacia sentirse como en casa otra vez, cosa que hasta el momento solo había podido sentir cuando estaba cerca de Ryder.
Ella apoyó su cabeza sobre su pecho y él, la acarició el pelo con ternura.
Él empezó a tararear una nana y, poco a poco ella se  fue quedando dormida.