martes, 7 de mayo de 2013

Muerte y resurrección - 7º Capítulo.

"A veces el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd. "

                                           -    Alphonse de Lamartine.


Bryce se había encargado de atarle las muñecas y los tobillos. No había sido difícil encontrarlo, solo había que esperar a que apareciera, y cómo bien habían predicho la había acompañado hasta el instituto. La noche pasada se había levantado el caos entre los cazadores grises y ahora querían respuestas y las tendrían aunque eso le costase la vida a uno más. Darren, seguía inconsciente pero no tardaría en recuperarse. Los chicos de Grey le había acorralado poco después de acompañar a Amy al instituto, tenían que admitir que estaba muy bien entrenado pero no podía hacer nada contra Alan quien de hecho ya estaba harto de las intromisiones de otros...
Grey había dejado muy claro que si no encontraban a su hija sana y salva los mataría uno por uno, y lo que menos necesitaba eran más muertes desnecesarias.
Alan estaba sentado en una silla delante de la de Darren mientras que dos de sus mejores hombres le respaldaban por si había algún cambio de ideas...
- ¿Por qué no le despertamos de una patada?.- dijo Bryce con un deje de esperanza en la voz. Alan levantó la vista y lo miró divertido pero luego negó con la cabeza, Bryce bufó y luego se rió entre dientes. Sabía que tarde o temprano tendría el placer de patearle el culo a Darren White.
 - ¿Y que tal un poco de agua fría?.- sugirió Raquel entrando en la habitación en la que se encontraban, no se podía decir que fuera exactamente una habitación, era más bien un sótano lleno de trastos viejos cubiertos de polvo. Alan puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
-¿Se puede saber que haces aquí? Creí haber dejado claro que no quería a ninguno a excepción de estos dos aquí abajo. - Raquel pasó la mirada de Bryce a Xavier y luego se rió entre dientes. Bryce se tensó y le dedicó una mirada reprobatoria a su hermana. Ella le dedicó una sonrisa burlona y paseó la vista por la habitación escasa de luz, la única luz en la habitación era la que proyectaba uno de los candelabros suspendido en el aire por encima de sus cabezas. Una luz azulada parpadeaba  incesantemente al fondo de la habitación, Raquel entornó los ojos y se alzó intentando ver mejor pero Xavier se interponía en su visión.
-¿Qué es eso?.- preguntó intrigada, Alan, siguió su mirada y vio el objeto azulado al que habían extraído al cazador antes de que los pudiera cortar en canal a todos.
- Un instrumento inmortal.- Susurró Alan distraído, no había como ocultar nada a Raquel, así que lo mejor era decírselo antes de que se le ocurriese averiguar por si misma.
- ¿En serio? Puedo...
- ¡No!.- gruñó Bryce caminando hacía ella, estaba furioso, no entendía por que demonios siempre tenía que meterse en lo que no le convenía y sobre todo no comprendía por que Alan se lo concedía sabiendo que siempre quería más... Bryce la cogió del brazo y la arrastró hacía fuera, abrió la puerta bruscamente y la empujó hacía fuera.- Ve a hacer lo que sea que estuvieras haciendo y déjanos trabajar.
Y sin decir más cerró la puerta, Raquel hizo ademán de protestar pero en cuanto la puerta se cerró no se escuchó nada más.
- Y bien, o lo despertáis vosotros o juro que yo mismo...- Darren alzó la vista hacía Bryce y una sonrisa socarrona bailó en sus labios. Eso sólo hizo que el irritable temperamento de Bryce sufriera un colapso.- Bien, ya te has despertado así que empecemos con la diversión.
Bryce caminó directamente hacía Darren listo para la acción, pero cuando estaba a tan solo unos pasos de él sus músculos dejaron de responderle y se quedó paralizado. Levantó la vista hacía Alan y su mirada grisácea le advertía que no opusiera resistencia a su demanda silenciosa.
- ¿Qué queréis de mi?.- Darren frunció el ceño y les dedicó una furiosa mirada. Sabía perfectamente que pondría con esos tres... Puede que le cogieran desprevenido una vez pero eso no volvería a pasar, de eso estaba seguro.
- La cuestión aquí es que quieres tu de nuestra protegida.- dijo Alan levantándose y poniéndose delante de Darren. Se arrodilló para ponerse a la altura de Darren, necesitaba mirarlo a los ojos para saber si lo que decía era verdad o no.
- No sé de que me hablas...
- Sabes perfectamente de que hablo señor White, y bien... ¿qué quieres tú de Amy?-  Darren, respiró profundamente y echó un rápido vistazo a la habitación, parecía un sótano en ruinas, había varios trastos por allí que seguramente tendrían años de inutilidad. Encontró a Luminux sobre una vieja mesa de café, esta parpadeaba más de lo normal, eso solo ocurría cuando Amy estaba cerca...
- ¿Dónde está Amy?.- preguntó Darren forzando la cuerda que le inmovilizaba las muñecas, podía sentir cómo su cuerpo ardía debido al terror de que pudiera haberle ocurrido algo.
- Tranquilo chico, nosotros somos los buenos.- dijo el tipo que estaba inclinado sobre la silla donde estaba sentado Alan hace apenas un momento.- Y si demuestra que eres uno de los nuestros quizá te perdonemos la vida.
Un sordo gruñido a su lado le hizo querer reírse pero se contuvo. Era obvio que deberían de estar de broma, ellos no tendrían la menor oportunidad contra él, y lo peor era que Alan también lo sabía. Ya había sido lo suficientemente difícil "hacerle cooperar" una vez.
- Ahora es cuando nos dices que demonios te traes entre manos chaval.- Alan se levanto y empezó a dar vueltas a su alrededor, Bryce seguía paralizado contra su voluntad y mientras tanto, Xavier, examinaba su reacción.
-Si lo que quieres saber es si la voy hacer daño la respuesta es no.
- Bien, estamos haciendo progresos, chico.- Alan posó sus manos sobre los hombros de Darren y él se encogió de temor ante la repentina invasión de su espacio personal. Apretó los tiendes con fuerza, el contacto de Alan, hacía que todos sus músculos se relajaran instintivamente y que todos sus sentidos se disiparan.- Ahora quiero que me digas adónde la llevaste ayer cuando despareciste con ella...
- A mi casa- las palabras salieron de su boca incluso antes de que pudiera detenerlas, Darren volvió a ponerse rígido. Alan, presionó sus dedos con más fuerza e inmediatamente su cuerpo se destensó. " El juego de la verdad..."- pensó Darren.
- ¿Y dónde se supone qué está su casa, señor White?.- Las palabras estaban en la punta de su lengua, solo tendría que abrir la boca y las palabras huirían por si sola, no podía evitarlo, el contacto de Alan le sacaría toda la verdad y atado a aquella maldita silla no podía hacer nada para impedírselo.
- ¡No!- gruñó Darren sacudiendole las manos de encima, Alan resopló y se dirigió otra vez hacía la silla donde estaba sentado antes.
- Me lo dirás por las buenas o por  las malas señor White, usted elige.- La sonrisa de Alan era tensa y no había ningún signo amistoso en su rostro. Bryce volvió a recuperar la movilidad, carraspeó y ocupó su lugar al lado de Alan, le dedicó una mirada cargada de odio a Darren y luego cerró las manos en puños, era obvio que estaba listo para la acción.
- No me sacaras nada.
- ¿Bryce por que no nos haces el honor?- Alan señaló a Darren y Bryce asintió con la cabeza, dio un pasó hacía Darren, crugió los dedos y luego le dedicó una sonrisa burlona.
- Si supiera cuanto he esperado por este momento...
Darren extendió los dedos y el fugaz destello de Luminux iluminó toda la habitación dejando a los allí presentes segados por una milésima de segundos. Luminux pasó rozando la mejilla de Bryce antes de dirigirse directamente hacía su dueño. Cortó las cuerdas antes siquiera de que ninguno de la habitación hubiese podido recuperar el aliento, Darren se levantó de un saltó cogió a Luminux y la metió en su bota. Se giró hacía Bryce y le atizó un rápido golpe en la garganta y este se echó hacía atrás con las manos envueltas en el pescuezo, tardaría unos segundos antes de volver a recuperar el aliento y eso sería más que suficiente. Xavier se abrió paso rápidamente hacía Darren, intentó darle un puñetazo pero él lo desvió y aprovechó la oportunidad para darle una patada en pleno estómago, Xavier tocio varias veces antes de caerse de rodillas al suelo, Alan fue más rápido que cualquiera de ellos y antes de que Darren pudiera reaccionar ya estaba delante de él y le daba un puñetazo en la mandíbula  Darren gruñó y se echó hacía atrás, levantó la vista hacía Alan y vio que sus ojos estaban inyectados en sangre... " Pero que demonios..."
Luminux salió de su bota sin la menor advertencia y se dirigió directamente al pecho de Alan.
- ¡No!- dijo Darren entre dientes y Luminux se paró en el aire a pocos centímetros de su pecho.- Esto es entre él y yo.- Luminux soltó un azulado destello y volvió a reposar en la bota de Darren. Alan soltó un suspiro de alivio y recuperó su posición de ataque, levantó la vista hacía Darren pero, él ya no estaba allí. Él se había desplazado silenciosamente y se había posicionado detrás de Alan. Alan, se giró bruscamente al percibir su presencia a su espalda. Darren le atizó un puñetazo en la nariz e inmediatamente de esta empezó a emanar un fluido negruzco.
Los dos habían sido entrenados para la lucha cuerpo a cuerpo, pero la habilidades de Alan en la lucha no se aproximaba, ni de lejos, a las de Darren.
Darren, le dio otro puñetazo y fue tan rápido que Alan no tuvo la oportunidad de desviarlo. Él se encogió en un gesto de dolor cuando Darren le volvió a golpear la nariz. Por el rabillo del ojo Darren vio como Bryce se dirigía directamente hacía él, sin pensar saltó sobre Bryce y le asestó un tremendo puñetazo en la barbilla, lo que hizo que tambalease hacía atrás.
-¿Dónde está Amy?- preguntó Darren a Alan, mientras le agarraba para empujarle contra la pared.
- No lo sé.- le contestó, forcejeando para apartar las manos de Darren de su camiseta.
- No te atrevas a mentirme- gruñó Darren.
- ¡No lo sé!
Darren, le sujetó con toda la fuerza que le otorgaba la ira y el dolor. Las manos le temblaban mientras le tiraba de la camiseta. Pero aún peor que el deseo de matarlo allí mismo, eran las implacables preguntas que resonaban en su cabeza.
 -¿Dónde está?- preguntó Darren de nuevo.
- No lo sé...
Darren lo apartó de la pared de un tirón y lo soltó. Tenía la cara desencajada por la ira.
Una fuerte sirena se activó y Alan se giró para mirar hacía la puerta, los dos tipos también lo hicieron, miraron a Alan alarmados y luego miraron a Darren.
- ¡Mierda!.- gruñó Alan dirigiéndose a la puerta. Se paró en el umbral de la puerta, se giró y miró a Darren.- Te diría que te quedaras un poco más... pero eres libre de irte.
Hizo un movimiento con manos y desapareció, los chicos echaron un ultimo vistazo a Darren antes de seguir a su comandante.

                                                                ***

La mañana pareció transcurrir muy lentamente con la habitual ronda de clases. Pero por mucho que intentase estar concentrada en las clases no lo conseguía. Era el antepenúltimo día de clase, ya quedaba poco y luego sería por fin libre... Solo necesitaba concentrarse unos días más.
Una y otra vez, su mente volvía a divagar hacía el desayuno. Volvía a recordar una piel bronceada por el sol y unos ardientes ojos azules.
Esos lindos ojos azules...
Cómo desearía que Ryder no le hubiese mirado jamás. Esos ojos azules podían muy bien ser su perdición.
Negó con la cabeza, no debería pensar en él, pero era casi imposible sacarle de sus pensamientos.
" ¿Por qué tiene que ser tan desagradable? ¿Por qué no es más cómo Darren?" Se preguntaba una y otra vez. Amy, miró inadvertidamente la hora... otra vez. Casi había acabado las clases y pronto pondría ir a casa... Y pronto volvería a ver a Darren, otra vez. La había prometido que estaría esperándole a la salida y por más que intentase negarlo, tenia ganas de verlo.

En cuanto sonó el inconfundible timbre, ella se dispuso a recoger sus cosas y a dirigirse a su taquilla. No había visto a Kendra en todo el día, aunque no era de extrañarse. Su hermana siempre estaba demasiado ocupada con sus ligues para ponerse en contacto con ella. Aunque no apareciendo por casa debería suponer un cambio en su actitud ¿o no?. Viniendo de su hermana no era de sorprenderse.
Amy abrió la taquilla y se hizo con los libros que estaban allí, levantó la vista y sus ojos azules posaron sobre el rectangular espejo de su taquilla. Su pelo estaba recogido en una coleta alta, lo que hacía sobresaltar sus delicadas mejillas, seguía llevando la camiseta azul que Bella la había proporcionado en el desayuno, bajó la mirada hacia su amuleto y lo cogió entre sus dedos. El collar en forma de mariposa había estado ahí desde que tenía uso de razón, y si no recuerdo mal, había sido un regalo de papá. Nunca se había quitado el amuleto de encima, era cómo si el objeto hiciese parte de ella...
El suave perfume de rosas le advirtió que Rayne estaba cerca, cerró la taquilla y miró hacía el alborotado pasillo y ahí estaba su amiga, tan reluciente y magnifica como siempre. Rayne le dedicó una sonrisa torcida antes de reunirse con ella.
- ¿ Irás al café?.
- No, hoy solo quiero irme a casa...- dijo ella en tono neutral.
Rayne y ella traspasaron la enorme puerta del instituto y se dirigieron al aparcamiento escolar.
Amy miró en todas partes buscando indicios de Darren.
- Él no está aquí.- susurró Rayne.
Amy resopló, a veces era casi inaguantable que ella supiera siempre lo que le rondaba por la cabeza, y aunque Amy no entendía como lo hacia, nunca había tenido la oportunidad de preguntarle, era como si siempre que tenia intención de preguntarle algo a Rayne, las preguntas evaporasen de su cabeza...
- ¿Segura que no quieres ir al café, puedo acompañarte...
- No, en serio, tengo que ir a casa.- dijo y le miró. Rayne parecía ligeramente decepcionada, y eso hizo que ella se sintiera culpable.- Quizá mañana.
Rayne, forzó una sonrisa y se despidió de ella con la mano.
Rayne se había mostrado durante todo el día bastante aturdida y sus sonrisas nunca le iluminaban los ojos, Amy estuvo tentada a preguntarle que pasaba pero acto seguido ya se había olvidado de que le iba preguntar.

Estaba a escasos metros de casa cuando escuchó un disparo, no era frecuente escuchar disparos en aquel distrito de Preston. Amy, se paró en seco mientras un fuerte dolor posaba sobre su pecho, le faltaba el aire y una angustia profunda tomó cuenta de su estado de animo. Empezó a correr hacía la casa de ladrillos al otro lado de la calle, no se paró a mirar si el coche negro estaba por ahí, de hecho nada de eso importaba solo necesitaba llegar a casa y saber que todo iba bien. Amy, subió las escalerillas del porche de dos en dos y se dirigió hacía la puerta con paso decidido, abrió la puerta de golpe y corrió hacía el salón pero se paró en seco al ver que Kendra yacía en el suelo rodeada de un charco de liquido rojizo -sangre-, Amy se tapó la boca para sofocar un grito.
Había más personas en la habitación, mamá estaba de piel sobre la alfombra al lado de Kendra y más tres tipos la acompañaban. Mamá la miró a los ojos y pudo ver y sentir todo su dolor, angustia y miedo. El cuerpo de su madre temblaba violentamente y las lágrimas resbalaban  frenéticamente por su mejilla.
-¡ Corre Amy!.- exclamó en cuanto la vio, el tipo que estaba a su lado tenía las pupilas de un color negruzco y la sonreía con frialdad, con un movimiento rápido el tipo puso las manos a ambos lados de la cabeza de su madre y rompió su pescuezo con un sonoro clic. Mamá cayó al suelo y en una milésima de sus segundos después los tipos se abalanzaron sobre ella.


                                                                  ***


El portal no le había llevado hasta donde realmente había querido ir, al contraria. Había aparecido en uno de los viejos distritos de Preston y seguramente tendría que hacer otro portal para volver a casa. Ryder, empezó a caminar calle abajo sin saber muy bien adonde dirigirse. Miró el cielo encapotado y resopló, odiaba tener que caminar por las calles de Gran Bretaña, el tiempo era tan deprimente y hostil...
Ryder se paró en seco al ver a Amy salir corriendo de una de las casa y acto seguido vio a tres tipos pisandole los talones. Él frunció el ceño y sin pensar siquiera un segundo, sacó a Grove de su funda, ajustó la flecha en su arco y disparó. La Grove - la flecha- se multiplicó por tres y se dirigió hacía los demonios que corrían detrás de Amy. Una de las Grove hundió en la carne del que estaba más cerca de Amy y este se evaporó en una nueve de polvo, la otra traspasó la garganta de segundo y acto seguido desapareció, el tercero intentó huir pero, la última Grove se le hundió en la espalda y con agudo chillido le vio desaparecer. Las Grove se fundieron en una sola y volvió directamente hacía Ryder, él la cogió y la volvió a ajustar a su espalda, Amy lo miró espantada, pero él no hizo más que mirarla con irritación.
- ¿Por qué no me extraña que estés metida en esto?- Los ojos azules grisáceos de Ryder la sometieron a una inspección, tenía un profundo corte en el brazo derecho y de este salia bastante sangre. Dio un paso hacía ella con indecisión, de pronto se sentía demasiado cansado como para irritarse con ella.- ¿Qué ha pasado?
Amy pasó la mirada hacía su brazo y lo apretó contra ella. Los ojos le picaban por las lágrimas que amenazaban salir, un sollozo brotó de lo más hondo de su pecho, intentó tragar saliva pero tenía un enorme nudo en la garganta. Ryder, se acercó a ella y le cogió el brazo sin prestar atención a la mueca que había hecho. Era un corte bastante profundo pensó él. Ryder hizo una mueca de disgusto y la miró a los ojos. Ella se encogió de hombres y el suspiró cansado. Algo negro se movía detrás de Ryder, Amy se puso de puntillas ya que, Ryder, le sacaba una cabeza y vio a uno de los tipos de antes sujetando una daga y estaba a punto de lanzarla contra Ryder. Los ojos se le pusieron como platos y antes de que Ryder pudiera darse cuenta se le había quitado las manos de encima.
- ¡No!.- gritó Amy desesperada, la daga atravesaría la piel de Ryder en un abrir y cerrar de ojos, debería pensar rápido. Con un movimiento tan rápido como un rayo se interpuso entre Ryder, el tipo de negro con los dientes afilados y la daga. Ryder se giró a tiempo de ver como la daga se dirigía directamente hacía ellos, abrió mucho los ojos, pero antes de que pudiera hacer algo la daga ya había atravesado el cuerpo de Amy. Grove reaccionó incluso antes que Ryder. Salió de su funda sin ser invocada y se dirigió hacía el tipo negro y este se evaporó tan pronto como Grove le atravesó.
- Amy...- le susurró Ryder al oido. Su voz era apenas audible pero llegaron en lo más hondo de Amy. Su cuerpo perdió sus fuerzas y ella se apoyó contra él antes de precipitarse al suelo. Él la agarró con cuidado, ella le miraba con los ojos desorbitados y la boca abierta. Ryder retrocedió un paso con la mente en ebullición, un profundo temor se abrió paso en lo más hondo de su ser. Nunca había temido a la muerte, de hecho con los años había aprendido muy bien a vivir entre ella pero, ahora con Amy entre sus brazos, el miedo que sentía era abrazador.
El alma se le cayó a los piel, mientras Amy lo miraba. Sus ojos se iban volviendo vidriosos, y le era cada vez más difícil respirar. Ryder, observó como brillantes runas iban apareciendo sobre su piel blanquecina, su pelo iba perdiendo ese brillo tan típico de ella y la vida iba abandonándole el cuerpo. Una chica con facciones angelicales, piel suavemente morena y grandes ojos grises apareció delante de ellos. Ryder levantó la vista y buscó su mirada, ella parecía tan aturdida cuanto Ryder, se acercó a ellos y le pasó la mano con cariño por el pelo de Amy. Ryder la miró durante unos segundos sin entender que demonios hacía.
- Mi ángel...- susurró la chica con disgusto, ella levantó la mirada hacía Ryder y sus ojos brillaron de ira. - ¿Por qué no la salvaste, Ryder?
¿Cómo demonios sabía su nombre?
Ryder acarició la espalda de Amy y de pronto pareció bastante malhumorado. ¿Y cómo demonios iba a saber que Amy, estaría tan loca como para interponerse entre una daga y él?
El rechinar de neumáticos sacaron a los dos de su ensimismo. Rayne, levantó la mirada airada hacía donde provenía el sonido. Ella, quitó bruscamente la daga del costado de Amy, la tiró al suelo y quitó a Amy de Ryder con cuidado antes de depositarla en el suelo entre ellos dos. Varios pasos resonaron y pronto se vieron rodeados.
Alan paró al lado de Rayne y miró estupefacto el cuerpo sin vida de Amy. Tenía los ojos muy abiertos y parecía demasiado asustado. Los demás contuvieron el aliento y dieron un paso hacía atrás como si se tratara de una plaga.
-¿Qué...
- Eso mismo te pondría preguntar a ti Alan, ¿Qué demonios hacías tú mientras mi... mientras Amy estaba siendo jodidamente atacada?- El dolor y el odio que se veían en el rostro de Rayne eran tangibles.
Alan dio un paso hacía atrás, parecía un perro asustadizo en presencia de Rayne. Ryder, no apartó los ojos del cuerpo de Amy, seguía sin entender como podía haber sido tan estúpida como para hacer algo así... La daga lo habría matado de no haber sido por ella, pero ahora se sentía tan furioso consigo mismo que tenía ganas de asestarle a alguien - a quien fuera- un puñetazo.
- Yo... los chicos y yo...- balbuceó Alan. El rostro de Rayne permaneció impasible mientras le observaba.
- Te juro que si Grey no te mata, yo misma lo haré.- dijo ella entre dientes, un escalofrío le recogió todo su cuerpo mientras la amenaza de Rayne hacía eco en su cabeza.
-¿Un momento, has dicho Grey?.- dijo Ryder saliendo de su estupor.
- ¿Y tu quien eres?.- preguntó Alan percatándose de su presencia.
- Nadie a quien te importe.- contestó Rayne en tono cortante.- Coge a tu pandilla y lárgate de aquí antes de que te mate ahora mismo.
Alan dio un paso hacía atrás, miró a su alrededor, todos permanecían inmóviles esperando las indicaciones de este. Él asintió y todos se disiparon rápidamente.
- ¿Debes de estar contento, no?.- dijo Rayne buscando la mirada de Ryder.- Te habían encargado a que la matases y mira.- ella hizo un movimiento hacía el cuerpo inerte de Amy.- lo has conseguido y todo eso si ni siquiera utilizar la violencia.
Ryder, se contrajo ante sus acusaciones. Tenía razón, le habían encargado a que se deshiciera de ella, pero jamás se había imaginado ni siquiera por un segundo que Amelia Grey pondría ser Amy. Según le había informado el rey fuego Amelia era una gran amenaza y Amy parecía tan frágil...
- Ya se que no la harías daño pero...- Rayne se agachó y pasó el dedo indice sobre las runas ahora negruzcas de la piel de Amy.- Al fin y al cabo debe de ser muy duro arrebatarle la vida a quien seria capaz de dar su ultimo aliento por ti...¿ verdad?
Ryder no respondió, no sabía que responder a eso. Era cierto que Amy había dado su vida sin pensarlo... Puede que su presencia le irritase, que sus ojos azules le confundiesen y su miedo le hiciese sentirse culpable, pero, jamás la mataría, no a ella. Puede que a Amelia si, pero nunca a Amy.
- Te la devolveré siempre y cuando me prometas cuidarla, y mantenerla a salvo.- se le rompió la voz, Rayne se levantó y lo miró fijamente a los ojos.- ¿La cuidaras, Ryder?
¿Cuidarla? Qué se hubiera matado por salvarle no significaba que de ahora en adelante hiciese de canguro a media jornada. De hecho seguía sin aguartarla, ¿cómo demonios iba a cuidar a alguien a quien en cierto modo odiaba?
- Prométemelo Ryder, dime que la llevarás a casa, le harás teñir el pelo, la entrenarás y la respaldarás, ¿por favor?- las suplicas de Rayne le hizo pensárselo mejor, puede que Amy no fuera santo de su devoción, pero haría todo lo que estuviera en sus manos por ayudarla.
- Te lo prometo.
En cuanto estas palabras salieron de su boca, una segadora luz celestial los rodeó. Ryder cerró los ojos con fuerza y en cuanto los volvió a abrir, se encontraba otra vez habitación, miró al reloj-despertador de la mesita de noche y se sorprendió al ver que eran apenas las siete de la mañana.
Salió de su habitación y corrió escaleras abajo, si estaba en lo cierto, serían las siete del mismo día. Y nada de todo aquello habría ocurrido aún. Irrumpió en la cocina y todos levantaron la vista para mirarlo con aire de sorpresa. Encontró a Amy sentada al lado de Shawn comiéndose gofres y suspiró aliviado.
- ¿Un poco de gofres?.- preguntó Bella con una magnifica sonrisa en los labios, él asintió y se reunió con ellos a desayunar.

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