lunes, 15 de abril de 2013

Miedo a desaparecer. - 4 º Capítulo.

El mundo es un agujero negro, en el cual si te pierdes, no hay marcha atrás.
                                               - Amanda J. Queiroz

Una fuerza semejante a la de un tornado en pleno movimiento le hizo a Amy desaparecer, todo le daba vueltas, y sentía que pondría vomitar en cualquier momento. Trató de gritar, pero ningún sonido salió de sus labios, todo estaba oscuro y el tornado la hacia girar a miles de kilómetros por horas. Intentó aferrarse a algo, pero allí no había más que oscuridad y partículas de polvo. El tornado dejó de girar de golpe, arrojándola precipitadamente sobre el duro suelo. Ella tomó una gran bocanada de aire e intentó incorporarse. Era de día, a pocas horas de la mañana, distinguió la calle donde vivía. Había un coche negro parado en la esquina, tenía la sensación de haber visto aquel coche allí antes. Amy, se levantó de golpe y se sorprendió al ver que la cabeza ya no le daba vueltas.
Intentó de averiguar si había alguien en el coche, pero las ventanillas del coche estaban tintadas. Amy suspiró y empezó a caminar hacia casa, pocos pasos después, se quedó de piedra, al ver quien salia de su casa. Era Amy, y llevaba la misma ropa que ella. «¿Cómo era esto posible?»
Amy siguió a su otro yo con la mirada, y aunque estaba estupefacta no pudo evitar, reparar que aquellos botines le sentaba fatal.
En cuanto el otro yo de Amy se puso en movimiento un tipo moreno con un chaqueta de cuero negra y pantalones vaqueros, se bajó del coche y empezó a caminar en la misma dirección.
Al principio Amy, creyó que se trataba de una simple coincidencia, pero al seguirlos, se dio cuenta de que el tipo seguía a su otro yo. En cuanto su otro yo se paró en seco y miro a su alrededor. Amy tenia la vaga impresión de que ya había vivido aquel momento e intuyó lo peor, el tipo de la cazadora también se paró y se quedó inmóvil. Ella se acercó a él con precaución, el chico tenía un negruzco tatuaje en la nunca, que de hecho le palpitaba al ritmo de su corazón, cuando ella se acercó más pudo ver que no se trataba exactamente de un tatuaje y si de una runa. Ella se paró detrás del chico y se permitió contemplar la curiosa runa.  La runa era un circulo plagado de símbolos y letras extrañas que no pudo descifrarlo, levanto la mano indecisa y se la llevó a la nuca del tipo que se permanecía firmemente inmóvil. En cuanto su dedo le rozó la piel, la palabra: muerte, hizo eco en su mente, ella apartó la mano precipitadamente y dio un paso hacía atrás alarmada. Segundos después las agujas del reloj volvían a transcurrir su curso. El tipo de la cazadora hizo ademán de volverse, pero la violenta fuerza del huracán ya la había arrojado a su remolino y la llevaba a kilómetros por hora de vuelta a la realidad.
Amy, pudo sentir como el remolino sacudía todo su ser y se le metía bajo la piel.  El remolino fue perdiendo su fuerza, ella dio un traspié y se chocó con Darren, quien la sujetó para que recuperase el equilibrio, el mundo le daba vuelta, y le costaba respirar. Se apoyó en Darren, mientras en mundo iba difuminándose y ella perdía la conciencia.
   
                                                                        ***

Sujetó a Amy con fuerza antes de que se precipitara al suelo.
 El mundo volvía a la normalidad, y la gente empezaba a mirarlos con curiosidad.  Levantó a Amy en volandas y salió del local, no sin antes oír una voz femenina preocupada llamando al nombre de su acompañante. El tipo que había seguido a Amy, durante su recorrido al café, levantó la vista y unos par de ojos castaños los miraron con indecisión.
 Darren, le lanzó una sonrisa socarrona antes de meterse en el pequeño callejón continuo a la cafetería. Se las arregló para deslizar el dedo en el bolsillo y rozar a Luminux, el mundo iba difuminándose ante sus ojos cuando el tipo de la cazadora irrumpió en el callejón yéndose directamente hacía ellos, el tipo lanzo una daga hacía ellos pero esta chocó con el aire en cuanto estos desaparecieron ante sus ojos.

                                                                        ***

Lion, sacó el móvil del bolsillo de inmediato y marcó el numero de Alan a toda prisa.
 Al segundo timbre se escuchó la ronca, pero familiar voz de Alan.
- Se la han llevado.- Logró decir Lion.
-¿Quien?
- No lo sé, no es nadie que haya conocido antes....
-¡Trae tu maldito trasero de vuelta aquí!- gruñó Alan antes de colgar.
Lion miró durante un segundo a la pantalla del móvil con resignación.
Se había metido en un gran problema por haber perdido a la hija del jefe, y seria de gran alivio saber a que castigo le someterían por tal fallo en la operación.


                                                                           ***

Poco a poco iba recuperando la conciencia, el ruido de fondo era casi inexistente, a excepción de la respiración casi inaudible a su derecha.
La masa de calor a su alrededor le advirtió que, había más personas en la habitación, por lo que optó por permanecer inmóvil.
-No lo entiendo.-dijo una voz femenina.- Debería haberse despertado hace treinta segundos.
Amy contuvo el impulso de responderle que estaba desierta, pero, después de toda la locura ocurrida en las últimas cuarenta y ocho horas se sentía al borde de un colapso mental.
Las imágenes de lo sucedido en su pequeño y primer viaje hacía el pasado inundaron su mente, recordó al tipo de la cazadora y un pequeño escalofrío le recorrió la espalda.
- Amy, ¿me oyes?-reconoció al instante esa voz, y aunque, se muriera de ganas de contestarle, su cuerpo se negó. Necesitaba hacerse a la idea de que cosas raras estaban sucediendo y, mirar a Darren, solo disiparían sus dudas y sus miedos. Y aunque no sentir miedo le vendría de perlas en ese momento, se negó.-¿Habías dicho treinta  segundos?
Un suspiro resignado heló la habitación.
-¿Me has visto equivocarme alguna vez?-soltó la chica de antes en tono molesto.
- Bella, relájate.- dijo una voz masculina proviniendo del centro de la habitación.
-¿Qué me relaje?-soltó un resoplido.- Seguramente estos tipos estén como locos buscando la, y a sabes qué demonios ha hecho para que estén todos cómo unas jodidas cabras persiguiéndole, y luego esta el hecho...
- Bella, ya es suficiente.- dijo Darren en tono cortante y esta se cayó al instante.- sé que no es seguro que esté aquí, pero, no permitiré que se vaya a ningún condenado lugar sin mí y si tanto te molesta, eres libre de irte.
Esas palabras se retorciera en las entrañas de Bella y esta fulminó a Darren con la mirada.
Era impresionante que estuviera dispuesto a poner toda su familia en peligro por una chica que apenas conocía, Darren siempre había sido un tipo prudente, pero eso se le escapaba de entre las manos ¿Y si esa niña fuera una asesina en serie?
Y aún que sus facciones angelicales decían todo lo contrario, Bella seguía sin fiarse de su instinto.
Amy, parpadeó varias veces antes de acostumbrarse a la escasa luz de la habitación, las paredes estaban pintadas del color hueso y del techo pendía una gigantesca araña de cristal .Darren se interpuso delante de ella e impidió que siguiera inspeccionando, lo que parecía un gran salón.
- ¡Ey!-dijo él y una suave sonrisa le adornó los labios, y aunque no recordase cómo había llegado allí, pensaba que él había teñido algo que ver, un movimiento a la izquierda le hizo apartar la mirada de él. Un chico con la misma simetría que Darren, le dedicó una afable sonrisa, tenía el pelo más oscuro que Darren, pero conservaba los mismos ojos verdes y la nariz fina. Amy se incorporó, ahora que se acordaba, había quedado con Kendra para hacer la cena y ver los nuevos episodios de Pequeñas Mentirosas.
No deberías hacer movimientos bruscos, creo que te distes un buen golpe en la cabeza.- La voz del chico rubio retumbó en su cabeza y, estaba casi segura de no haberle visto mover los labios.-Tranquila, no te lo has imaginado.
Amy le miró con los ojos desorbitados y una pequeña sonrisa triunfante se le asomó a las comisuras de los labios.
- Shawn, deja de asustarla.- gruñó Darren a su lado.
- Lo siento.- dijo el chico y luego puso los ojos en blanco.
 La puerta de la habitación se abrió y todos se giraron para ver de quien se trataba. Un chico moreno, de hombros anchos y alto, se paró en la entrada y los miró uno a uno, hasta detenerse en Amy. La miró durante una fracción de segundos con el ceño fruncido antes de hablar.
-¿Alguien puede decirme que hace una humana en el salón de nuestra casa?- Su voz era ronca y tenia un acento de lo más sexy, Amy intentó averiguar de donde provenía, pero no lo pudo detectar, aunque supuso que seria de algún lugar del sur. Iba vestido con una camiseta blanca de lino, una chaqueta de cuero negra, botas militares, y vaqueros negros algo desgastado. A los ojos de Amy parecía un ángel vengador y, todavía más, con ese aire hostil que le rodeaba.
- Ella no es humana, Ryder.-  Espetó Darren molesto, al parecer, que alguien se equivocara con la especie de Amy, le irritaba más de lo normal.
Sin darse apenas cuenta, Darren, se había levantado y se había interpuesto entre el recién llegado y Amy. Optó una postura protectora incluso sin percibirlo. Sabia que Ryder, no se atrevería hacerle daño, pero no pudo evitarlo.


Ryder frunció el ceño, no le gustaba ni un ápice que una intrusa irrumpiera en su casa. Incluso si así no fuera, que estuviera esa niña ahí, sentada en pleno salón de los White, bajo la protección de su familia, le molestaba.
 Podía sentir el peligro que eso suponía con solo mirarla.
- Será mejor que me vaya a casa...- susurró la niña rubia más a Darren que a los allí presentes.
 Ella hizo ademán de levantada, pero, Shawn la volvió a empujar contra el sofá, y ella se dejó caer algo confundida.
Su mirada hizo que Ryder, sintiera un pequeño remordimiento, y eso le hizo sentirse culpable. Inmediatamente se deshizo de ese sentimiento y fulminó a Bella con la mirada, ella se encogió de hombros y lanzó un suspiro al aire.
Era evidente que su hermana no tenia nada que ver en todo aquello.
- Nadie se irá a ninguna parte.- dijo Darren, estaba tenso y su mirada mordaz dejaba claro que no estaba para bromas, y que seria capaz de patear el culo a cualquiera que le llevase la contraria. Ryder, lanzo una última mirada cargada de hostilidad a la intrusa y se dirigió a las escaleras que daban acceso al piso superior.

Amy, siguió a Ryder con la mirada y luego suspiró. « ¿Por qué, ese chico me resulta tan familiar?»- se preguntó Amy a si misma.
- Lo siento, Ryder puede ser un autentico capullo.- La voz de Shawn en su cabeza no la sorprendió, pero antes de que pudiera detenerse, se le escapó una pequeña risita.
 Darren, se dio la vuelta y la miró fijamente, era obvio que con aquella tensión no podía reírse uno, pero a Amy no le importó.
- Tengo que irme...- susurró ella, pero él negó con cabeza.
- Decía muy enserio cuando dije, que nadie se iría a ninguna parte.
Amy sintió un pequeño estremecimiento al ver como los ojos de Darren, se ponía de un verde intenso. Seria mejor no llevarle la contraria...
- Pero...- empezó a decir.- No puedes retenerme aquí.
 Amy se había levantado de un salto, se había cruzado de brazos y miraba fijamente a Darren, quería aparentar enojo, pero al ver que Darren fruncía el ceño, se encogió de hombros.
- No pruebes mi paciencia, Amy.
- Esto es una locura.- Empezó a replicar Bella, pero la mirada corrosiva de Darren la hizo callar y ella también se encogió de hombros. Amy sintió lastima por ella, aunque no hubiese sido agradable con ella en ningún momento, sabía cuan dura pondría ser la mirada alfa de Darren.
-¡Has lo que te dé la maldita gana, pero cuando te quieran patear el culo por ser jodidamente estúpido, por proteger a una tía que ni siquiera sabes lo que es, no me llames!- Y así se fue, haciendo resonar sus tacones de siete centímetros más de lo necesario.
Amy volvió a encogerse de hombros y se hundió en su asiento.
- De verdad... no quiero molestar.
- Quien no esté conforme con mi decisión, siempre es libre de irse.- Amy hizo ademán de levantase, pero la sonrisa socarrona de Darren la detuvo.- A excepción de ti.
Shawn se rió divertido con la situación, podía sentir la tensión que desprendía del cuerpo de Amy hacía su hermano, y eso le divertía.
 Pobre niña, si supiera en el lío que estaba metiendo.
- Te traería un par de mantas...- dijo Shawn caminado rumbo a las escalera por la que hacia apenas unos segundos habían desaparecido sus primos-...pero no la necesitaras.
Chasqueó los dedos y una enorme llama del color rojizo adornó la chimenea de piedras negras al otro extremo de la habitación. Amy miró hacía allí fascinada. ¿Acaso, todos en aquella familia eran especial?
Darren, se sentó en el viejo sillón de cuero desgatado continuo al sofá donde Amy estaba sentada. Él resopló y le indagó con la mirada.
- Deduzco que no les caigo muy bien...- dijo ella encogiéndose de hombros.
Darren la miró divertido y luego habló:
- Le caes bien a Shawn.- hizo una señal hacía la chimenea.- No hace eso por cualquiera.
- Supongo que debo sentirme complacida...- dijo ella para sus adentros. Se sentía agotada y tenía hambre, pero decidió no decir nada a Darren, la estaba reteniendo contra su voluntad, y eso la ponía de los nervios. Quizá si no le hablase, se daría ciuenta de la mala compañía que era y la dejaría marcharse.

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